THE BREW

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Lo bueno, si Brew, dos veces bueno

En medio del marasmo de la música actual, en que en general todo el mundo se esfuerza en hacer gala de múltiples influencias, incorporando referencias a todo tipo de estilos en un ánimo de diferenciarse del resto de bandas que, inevitablemente, uniformiza más que otra cosa el sonido de la gente, hay bandas, pocas, que se alejan de esa dinámica clavando su azada en un único terreno, con la intención de perfeccionarse en una dirección concreta, abandonando así esa aparente ansia que flota en el ambiente por mostrar de forma inmediata todo lo que se sabe hacer.

El resultado de todo eso es una música de corte sencillo (he dicho sencillo, no fácil) que dirige al oyente hacia una o unas pocas referencias claras que, si te gustan de partida, hacen que el producto presentado te parezca bueno como mínimo. Es el caso de la banda británica The Brew, un power trio compuesto por Jason Barwick, voz solista y guitarra, Kurtis Smith, batería, y Tim Smith, bajista y padre del anterior. Probablemente es este último el que cataliza la dirección musical de la banda, pero más allá de eso, The Brew es una banda eminentemente joven: Barwick y Smith Jr. tienen unos veinticinco años, y fundaron el grupo cuando tenían unos diecisiete. Seguro que ese es el motivo por el que la cosa suena tan fresca, porque suena fresca de verdad. Ya en 2007 fueron votados mejor banda del año en la revista oficial del club de fans de los Rolling Stones. Visto lo visto, seguro que lo eran.

Lo que esta banda aporta al escaparate musical es un hard rock muy agradable (muestras en su página oficial, poco estridente, de corte completamente setentero (las pintas de Jason Barwick son exactamente eso), en una apuesta muy alejada de la caña porque sí: la voz de Barwick es muy buena y toca la guitarra que da gusto de verdad; Kurtis Smith es un batería sumamente bueno, no es fino porque atiza unas leches que pa qué, pero lo cierto es que no se equivoca jamás; y Tim Smith dibuja unas líneas de bajo complejas y variadas, que adornan muchísimo la música de la banda, lo que hace parece menos a la sombra de la guitarra de Jason Barwick, pero es tan reseñable como el resto de la banda, o más incluso.

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Tras ocho años de trayectoria y cuatro álbumes de estudio más un directo, el estado actual del grupo se mira claramente en el espejo de Led Zeppelin: está claro que han mamado videos suyos a mansalva, las posturas de Barwick son Jimmy Page total, si hasta hace el solo con el arco del violín y todo, qué maravilla, sólo le falta colgarse la guitarra un palmo más baja. Además de eso, el solo de batería es largo (vivan los setenta) y vibrante, y la mitad de él sin baquetas, como John Bonham. Tenemos nuestras particulares Dazed and confused y Moby Dick. ¿Se puede pedir más?

El peso del setlist cayó sobre todo en Control de 2014, el último álbum, más rockero (¡gracias!), del que hubo seis temas en rápida sucesión (Repeat, Mute, Pause, Shuffle, Eject y Fast forward), con solamente dos temas antiguos intercalados (Master and the puppeteer de The third floor de 2011, y Every gig has a neighbour de A million dead stars de 2009). Si la iluminación de la sala era muy mala, no pasaba lo mismo con el sonido, que fue absolutamente fenomenal: cualquier matiz que hubiera se podía apreciar sin ningún esfuerzo, lo que contribuyó a que la sensación que The Brew causó en la audiencia fuera buenísima. El no muy numeroso público disfrutó mucho, cada vez más entregado al esfuerzo de la banda por agradar al respetable.

Largos y buenos solos de guitarra, divertidos ritmos, estaba claro que The Brew es, sin discusión, una banda excelente, con un producto tan bueno como el mejor. Ya de cara al final del concierto, se embarcaron en una improvisación bastante larga que no enfrió para nada a la audiencia, y que desembocó en Skip, también del último álbum. Tras esto, llegó el momento de colgarse en el túnel del tiempo hacia los años setenta, con unos fragmentos instrumentales que contenían el larguísimo solo de guitarra, con su arco de violín y tal, de Jason Barwick, hacia los ocho minutos, y el solo de batería de Kurtis Smith, te lo comienzo con las baquetas y te lo acabo con las manos: lo dicho, videos de Led Zeppelin a porrillo.

Con esto acabó el concierto, dejando para los bises dos largas versiones de A million dead stars, maravilloso tema que da título a su disco de 2009, y Rewind, del último disco, que como bis fue un poco más soso, aunque sin desmerecer. Total, una hora y media de rock del más completo que se puede ver ahora mismo.

En resumen… rock’n’roll destilado del mejor, riffs contagiosos, ritmos variados, solos elegantes, interacción con el público, y algunas colgadas al más puro estilo de los setenta. The Brew es una banda sensacional en directo, que además vive un momento dulce: la presente gira europea los llevará en junio a compartir cartel con Joe Bonamassa, Joe Satriani y Bernie Marsden, y estoy seguro de que alguno sudará para brillar más que ellos. Parafraseando a uno que andaba por allí, lo bueno, si Brew, dos veces bueno.

Setlist The Brew: Repeat / Master and the puppeteer / Mute / Pause / Every gig has a neighbour / Shuffle / Eject / KAM / Fast forward / Jam / Skip / Solo de guitarra / Solo de batería / (Bis) A million dead stars / Rewind.

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