PERE GENÉ – Boomerang

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Un histórico de verdad de la buena

Con el nombre de Pere Gené le debe sonar a muy poca gente fuera de la escena barcelonesa nostálgica. Si en lugar de ello ponemos Pedro Gené, es probable que a algún viajero avispado se le alce la ceja de forma refleja, pero si a todo ello añadimos las palabras Lone Star, la cosa ya debería cambiar.

La histórica banda barcelonesa dominó, con el permiso de Triana y poquitos más, el panorama rockero español, cuando no con sus ventas, con su prestigio, desde final de los 60 hasta 1980 aproximadamente, cuando ya su declive comenzó a ser más pronunciado de la cuenta.

El alma mater de esta banda franquicia del rock español, Pere Gené, despierta (qué digo despierta, ¡resucita!) tras un silencio discográfico de dieciocho años, cuando junto a su ex compañero Álex Sánchez reflotó momentáneamente el transatlántico para un concierto de homenaje que tuvo lugar durante el festival Grec de Barcelona en 1996. Tengamos, pues, en cuenta, que Gené no presenta temas nuevos desde el finiquito de Lone Star en 1984. Treinta años, en realidad, sin meterse realmente el gusanillo de la música. Pero el finiquito era en diferido, por lo que parece.

El caso es que, tras la consabida operación de crowdfunding, cada vez más de moda, Gené ha conseguido grabar y producir unas cuantas composiciones con las que matar el gusanillo ese. Para ello, y no hay como tener buenos contactos, ha contado con el modernísimo estudio de grabación de Josep Mas ‘Kitflus’, y lo que es mejor, su talento en los teclados. Kitflus es, en España, probablemente el mejor teclista, en general, y pianista, en particular, vivo de cualquier estilo moderno, y además de colaborar con todo cristo, mantiene vivos diversos proyectos de jazz-rock entre los que se podría destacar a los famosos Pegasus. No se puede hacer una carta de presentación de este hombre con menos de veinte páginas. Es un monstruo.

El resto de la banda que ha grabado el álbum no es peor: David Palau, a la guitarra, es un activísimo mercenario de mucho prestigio (director musical de David Bisbal, con quien recibió un Grammy en 2012, colaborador habitual de Bobby Kimball -sí, el cantante de Toto-), además de mantener activa una banda propia, Guru; Rafael Escoté es el bajista de Pegasus, cuidao; Josep Buch, también en el bajo, es un maestro del instrumento; Toni Mateos, batería de Guru, también es además músico de sesión, y el saxofonista Enric Alegre toca en un quinteto de jazz.

Una banda tremenda para acunar la venida a menos voz de Pere Gené (demonios, tiene sesenta y cinco años, aún canta, otros ni eso) en una docena de composiciones en algunas de las que late claramente el corazón de Lone Star. No se puede pedir más.

Algunas letras son más interesantes que otras, en general presentando aquel mensaje de rebeldía que vendía la banda en los setenta: Sobreviviré, La fórmula de la felicidad, buenísima, Libre, Sueño y pesadilla… también están bien Walt Disney nos mintió y Androide, más moderna. Sigue la búsqueda de Dios, como en Pajaro de fuego (de Es largo el camino de 1972) en El impasible, y tenemos algunas piezas lentas, como Bona sort, Corazón de hielo o Cada dia que passa. Algunos temas están en catalán, como se ve por los títulos.

Cierran el disco la reivindicativa Serem un nou país i La mansarde de Montmartre, que consiste en un bello solo de piano de Gené, precedido por una historia que lo ambienta.

El álbum contiene dos bonuses, consistentes en sendas versiones en catalán de Androide y Corazón de hielo.

De acuerdo, el disco parece más un canto de cisne que otra cosa, pero también reconforta comprobar que a pesar de los años los hay que quieren tener la última palabra. Los viejos rockeros…

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