ANDRÉS CALAMARO

De nuevo, buena parte de la programación de los Veranos de la Villa de Madrid se instala en el Circo Price, uno de los mejores recintos para la música en directo de la capital (aparte de otros espectáculos a los que se dedica durante el resto del año), tanto para ver, como para escuchar. Además, también es posible tomarse alguna bebida (¡cerveza!) en las butacas. La única pega que le pongo, y que es ajena al teatro, es que sería deseable que los Veranos se celebrasen, siempre que fuera posible, al aire libre. Bueno, y también prefiero que haya localidades de pie, como sucede otras veces en otros conciertos, pero que en esta ocasión no ocurrió.

Andrés Calamaro colgó el cartel de “Localidades agotadas”, eso siempre es buena señal, y eso que era la tercera vez que actuaba en Madrid este año, mientras continua con la gira de presentación de su último trabajo “Bohemio” que le llevará por 18 localidades españolas. Entre el público había gente de todas las edades. Esto me hace pensar que Calamaro ha pasado la barrera de cantante de rock, más o menos alternativo, y se ha convertido en un personaje famoso, un tanto mediático, en un autor apto para todos los públicos de cualquier condición. Supongo que en parte se debe a las muchas canciones de temas sentimentales que tiene en su repertorio. Por aquí es difícil que un cantante que no sea folclórico alcance ese status. Pero sin duda él lo ha conseguido, y prueba de ello es ese público que abarrotaba el teatro, se sabía las canciones, y que la mayoría no respondía a lo que se suele considerar público de rock & roll. Sin duda, la veteranía y el buen hacer es importante, aunque no suficiente para conseguirlo. El problema es que normalmente se paga un precio muy alto que afecta a la calidad y a la credibilidad de la música. Sin embargo, Calamaro es uno de los personajes fundamentales en el rock en castellano, alguien que se ha permitido el lujo de hacer lo que quiere, y seguir fiel a sus principios, sin renunciar a la fama, pero manteniendo su privacidad.

Calamaro repartío poses de estilo taurino durante la noche. Parece que le ha calado hondo la estética y el mundo de los toros, y él mismo saludaba al respetable como hacen los toreros con la montera en la mano. Apareció en vaqueros, levita que pronto se quitó, camiseta negra, un pañuelo en la cabeza y con sus inseparables gafas oscuras. Quizá algo pasado de peso, me pareció a mí. Su grupo de acompañamiento demostraron que no son un mero grupo de acompañamiento, valga la redundancia, sino que están bien cuajados y ofrecen un sonido fuerte y de calidad. El público lo supo reconocer con sus aplausos.

En cuanto al repertorio, fue variado, novedoso y clásico. Se tocaron canciones del útimo disco “Bohemio”, otras más antiguas de Calamaro en solitario y también de Los Rodríguez. A mitad del concierto se regalaron una improvisación que no estuvo nada mal, sin ser una especie de autohomenaje al virtuosismo. No. Calamaro demuestra que aparte de saber cantar con un estilo muy personal, inconfundible y difícil de imitar, es también un multiinstrumentista eficaz. En el concierto estuvo apollado por una pantalla detrás del escenario, que reflejaba la función o imágenes diversas. Por ejemplo, cuando cantó la de “Maradona” nos hinchamos a ver goles del Pelusa.

Hubo también un homenage a Carlos Gardel con “Volver” que se solapó con “La Flaca”, una de sus canciones más conocidas de Andrés. Y acabando el concierto, estuvo el recuerdo a aquellos que nos dejan (fotos en la pantalla incluidas y muchos aplausos), para rematar la parte más rockera del concierto con un homenaje a Los Ramones.

Lista de canciones: Mi enfermedad / A los ojos / ¿Quién asó la manteca? / Crimenes perfectos / Cuando no estás / Rehenes / Dentro de una canción / Tuyo siempre / Loco / Maradona / Jam Session / El tercio de los sueños / Todavía una canción de amor / Output Input / Me arde / Nadie es perfecto / El salmón / Estadio Azteca / Sin documentos / Flaca / Paloma. Bis: Alta suciedad / Los chicos.