VANAGLORIA – La dinámica del miedo

La banda madrileña Vanagloria  presenta su segundo álbum, consistente en catorce piezas que recorren con mayor o menor fortuna el amplio espectro del metal extremo. Desde la intro, Caos, que es básicamente metal industrial, muy electrónico, hasta el black metal del tema homónimo del disco, pasando por momentos death (Nuestro mañana, Hacia la perdición, Madre Cáncer) o incluso viajando hasta el doom, con Cruz de los atormentados (con la colaboración de la vocalista francesa Neska Rd’Kore de Unbreath, cuyo acento no pega con esto, por cierto) o Apocalipsis, por citar varios ejemplos.
El hecho de que este cuarteto mariposee (en el buen sentido de la palabra, maldita sea) de estilo en estilo, hace que por una parte el disco se haga poco pesado, que se agradece, y por otra, que todos los miembros de la banda se acaben luciendo de forma notoria en un momento u otro, que también está bien. Así, sobre los rápidos y extrafuertes ritmos de la batería de Raulicio Sánchez (ex Hateskor) y por debajo de la atronadora voz de Luis Miguel Merino, última incorporación a la banda, las guitarras de Diego Millán suenan excelentes, y el bajo de Iván Roca tiene momentos muy visibles, como por ejemplo en Piezas para sobrevivir, que por cierto es de lo mejor del disco, o Umbra, preludio al cierre del disco.
La guitarra está continuamente doblada, herencia de la presencia anterior de Víctor Millán en la segunda guitarra, que grabó el primer álbum, Involución de 2012, que se puede descargar gratuitamente desde la web oficial de la banda. Tras su abandono, queda la asignatura pendiente de la incorporación de un segundo guitarrista que haga que esta música no quede coja cuando la banda se suba a un escenario.
A destacar también el tema casi rockero Hostil, Estampida, excelentes ambos, o Nivel nueve, completa exhibición de lo que son capaces de hacer. Cierra el álbum una interesante versión inicial de Cruz de los atormentados sin la voz femenina.