PINK FLOYD – The endless river

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Subproducto bajo mínimos

Nueva entrega de Pink Floyd, el spin-off de la famosa banda británica Pink Floyd (¿lo pillas?), consistente en una infumable veintena de temas, por decirles algo, de entretenimiento de guitarra que, viniendo de donde vienen, tienen todo lo malo: simples, aburridos, cortos… no se me ocurren discos tan faltos de sustancia como este, con excepción de la última trayectoria de Mike Oldfield o aquellos bodrios que publicaron Fripp & Eno en su día. Si es que hasta se tienen que haber aburrido como ostras grabando este bodrio.

En lo que se supone de partida un homenaje a la figura de Richard Wright, fallecido en 2008, lo que te espera escuchando este, ejem, álbum es eso mismo: esperar. Esperar a que pase algo; esperar a que, aun sabiendo que no lo van a hacer, te intenten sorprender; esperar a que el siguiente tema suene a algo diferente del anterior; esperar a que se acabe esta tortura, en definitiva. Pues vaya un homenaje os habéis pegao. Contentísimo debe estar el pobre.

Me viene a la cabeza una entrevista reciente a Nick Mason en que se refería a la salida de Roger Waters de la banda como “el final del estalinismo”. Vaya tela. Para hacer esto, habría estado mejor que se quedara a llevaros con mano dura, porque esto es una M de las gordas.

Casi del todo instrumental (solamente Louder than words  tiene letra, sólo habría faltado que con ese título también fuera instrumental), sólo se salva, si de verdad tienes tan buen corazón de querer salvar algo, Allons-y (1) , que es el único corte que no parece un interludio hacia la nada, pero que apenas dura dos míseros minutos. Si hasta la portada es sosa… ojalá el gondolero ese llegue al final del mundo y se caiga por la catarata, o se lo coma el Leviatán, o algo. Que pase algo, por Dios.

Si esto es lo que pueden ofrecer David Gilmour y Nick Mason a estas alturas, apaga y vámonos. No es más que un disco de new age barato y facilón, al nivel de aquel que sacó Nacho Cano a mediados de los noventa, Un mundo separado por el mismo Dios, creo que era. Qué cutre, la virgen, qué cutre. No pierdas tu tiempo ni tu dinero.

1 pensamiento sobre “PINK FLOYD – The endless river

  1. Leo en PortalEsquizofrenia que el material de este disco es básicamente los desechos de las sesiones de grabación de Division Bell.
    ¿Han guardado esta basura 20 años para publicarla ahora? Vamos, anda, qué vergüenza.

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