MIKE OLDFIELD – Return to Ommadawn

1

¿Retorno a los orígenes o a qué?

Mike Oldfield pasa por ser una de las figuras más admiradas y también más odiadas del panorama internacional, no sólo por sus detractores sino también por sus fans. En la retina de todos queda la repetición hasta la saciedad de las palabras tubular y bell entre sus títulos, así como en nuestros tímpanos queda la dimensión extraordinaria del término autoplagio que aprendimos tras escuchar Tubular bells II (1992) o Man in the rain (de qué album? Cómo no, de Tubular bells III de 1998), reconstrucciones insanas del Tubular bells original (1973) y de Moonlight shadow (de Crises, de 1983) respectivamente.

Esos abandonos deliberados del esfuerzo creativo dieron al traste en su momento con la buena imagen que se pudiera tener de este compositor, imagen que él mismo dilapidó siguiendo en el mismo rollo con The millennium bell (1999) y otras perlas posteriores que incluso sus fans más aguerridos ya recibieron sin ganas de nada. El acabóse ya fue regrabar el Tubular bells original en 2003. Venga ya.

Aunque recientemente ha publicado algunas cosas que, si nos ponemos estrictos, no son faltas de atractivo (y que estarían mucho mejor consideradas si Oldfield no hubiera publicado nada de lo que publicó en los 90), como Music of the spheres (2008), interesante ejercicio orquestal, la verdad es que el hecho de recluirse musical y personalmente durante dos o tres años parece que le ha beneficiado un poquito en lo creativo. La desgracia de perder a un hijo de 33 años ha acabado de apartarlo por completo del mundillo, y lo que empezó por ser un ejercicio personal para pasar el rato ha acabado siendo este disco que nos ocupa, grabado sin ninguna presión comercial -ni personal, de hecho- ni ambición alguna. Es un buen punto de partida, desgracia personal aparte, claro está.

Como en los viejos tiempos, ha vuelto el Mike Oldfield sólo ante el peligro en el estudio, encargándose de grabaciones, mezclas, remezclas y retoques, y también de todas las interpretaciones: un disco de un solo hombre, como en los primeros 70, guitarras, banjos, mandolinas, organitos, piano, alguna flauta, todo en las únicas manos de este caballero que ya tiene más de sesenta años.

El bagaje musical de Oldfield, no obstante, le ha hecho virar mucho de la trayectoria que trazaba cuando los Tubular bells, Hergest ridge y Ommadawn (por cierto, se ve que ommadawn -amadán- significa idiota en gaélico… a quién se refería este?), pero para variar se agradece el esfuerzo de olvidar todo lo hecho desde Amarok (1990) e intentar volver a agradar a los fans de toda la vida.

El disco consiste en dos cortes de unos veinte minutos, en los que más o menos reproduce la estructura del Ommadawn de 1975 pero sin copiarlo a saco, lo que habría sido un nuevo error: con un exceso de guitarra acústica, la cosa empieza flojilla, y la segunda mitad de la primera parte (la primera cara para los fans de siempre) está realmente bien, com ese mellotron tan molón que te retrotrae con éxito a cuarenta años atrás, y por fin un solo de guitarra como dios manda. Y nada de sintes modernos ni vocoders ni Fairlight, me-nos-mal. Sólo un poquito de percusiones africanas y bodhran para acercarse al sonido del 75.

La segunda cara mantiene el nivel y el balance general deja buen sabor de boca, lo que dadas las circunstancias ya es mucho, viniendo de quien viene. No sé si este será el mejor disco de Mike Oldfield de los últimos veinte años, pero seguro que al menos se acerca mucho.

1 pensamiento sobre “MIKE OLDFIELD – Return to Ommadawn

  1. Para gustos…..Solo estoy de acuerdo contigo cuando dices que no sabes si puede ser el mejor disco de los últimos 20 años de Oldfield. Yo iría más lejos en años…

    Está muy claramente en el topo 5 de su discografía. Una joya.

    Slds.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Time limit is exhausted. Please reload CAPTCHA.