STRAVAGANZZA

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El regreso de Stravaganzza

Siete años de luz y siete de oscuridad que han servido para afianzar una de las mejores bandas de metal que ha dado nuestro país y de la cual nos debemos de sentir más que orgullosos. Stravaganzza ha regresado a su entorno natural, los escenarios, por la puerta grande y dejando el telón abierto porque la banda madrileña se piensa quedar… y lo hará por mucho tiempo.

Si tuviera que resumir en pocas palabras lo que ha significado este concierto de Stravaganzza sería “el regreso más esperado”. Y es que la banda madrileña se ha hecho de rogar durante cerca de 8 años en los que ha estado ausente de los escenarios pero muy presente en los ruegos de los miles de fans que, curiosamente, se multiplicaron después de que esta anunciase la cesión temporal de sus actividades. El Ave Fénix resurgió el 23 de septiembre de 2017 en La Riviera, Madrid.

Cuando paseaba por las calles de la capital sabía perfectamente que algo grande iba a acontecer esa noche, ya que las calles repletas de personas enfundadas en negro era algo más que llamativo en un día en el que el termómetro no descendía de los 30ºC.

Llegué a la sala una hora antes de la apertura de puertas y el bochorno era insoportable, pero no me quedó más remedio que aguantar estoicamente tras enterarme que entre el público asistente había personas que llevaban desde primera hora de la mañana esperando en la fila. Al entrar, el ambiente estaba repleto de excitación y podías sentir los empujones de los fans para poder alcanzar ese preciado tesoro: la dichosa primera fila.

Tras minutos de gritos de impaciencia (y es el público no podía evitar gritar cada vez que veía salir al escenario a algún técnico con linterna en mano) dio comienzo el concierto. La sala se iluminó al son de “Dios”, canción que dio comienzo al Primer Acto de la noche. Leo Jiménez salió al escenario vestido con una túnica negra y tapado con una capucha para darle un toque aún más oscuro y misterioso a la actuación de un tema tan desgarrador que solo él puede interpretar magistralmente llegando a unos agudos que parecían imposibles. A esta le siguieron “En soledad me lamento” y “Mi tempestad”,  canciones que los seguidores acérrimos se sabían al dedillo, por lo que no hubo ni que presentarlas. Tras estos breves e intensos minutos de “presentación” dio comienzo el Segundo Acto. En ese momento, salió al escenario una mujer de blanco, deslumbrante, moviendo su largo vestido y alzando los brazos como si estos se tratasen de alas que intentasen alzar el vuelo. Una actuación muy elegante por parte del grupo de baile (formado por un total de diez bailarinas) que caracterizó la velada dándole un aire a la vez teatral y fantástico.

Cuando Leo volvió al escenario y preguntó quién se acordaba del disco ‘Segundo acto: Sentimientos’ (2005) alguno que otro respondió con un “me da a mí que no” en un tono claramente sarcástico. Los siguientes temas fueron “Esperanza” y “Pasión”, en este último destacaron especialmente el cuarteto de violinistas (que añadió el toque sinfónico) y las cuatro bailarinas que representaron, con su actuación, distintos tipos de arte: la música, la pintura, la lectura y la danza.

La maravillosa voz de Beatriz Albert (ex Ebony Ark) anunció el comienzo de “Dolor”. Un tema tan intenso y tan crudo como bello y delicado que evoca los instantes finales a la muerte de un ser humano. Igual de intensos fueron los falsetes de Leo Jiménez así como el maestro Pepe Herrero cuando se sentó al piano para rematar la soberbia pieza con la breve “Nostalgia”.

Es difícil decidir en qué momento llegó el clímax del concierto porque los gritos de euforia, los saltos y el sudor no dieron pie a descanso alguno. Y es que Stravaganzza no quería que los ánimos se apagasen y era obvio que estábamos allí para disfrutar cada segundo de la actuación…  y es que hubo momentos en que estas palabras se me quedarían cortas. Aunque si fuera necesario quedarme con un momento inolvidable de entre todos los que hubo, ese sería el momento en el que todo el público comenzó a corear al unísono “Hijo de la luna”, una versión de Mecano que doy por seguro que los propios Leo y Pepe Herrero nunca esperarían que obtuviera la fama —y repercusión— que hubo cuando la lanzaron a la venta allá por el 2006.

La voz en off de Patricio Babasasa anunció el Tercer Acto, el más desgarrador y emotivo de los cuatro, ya que ese disco fue un homenaje póstumo a la figura de Big Simón (productor musical de la banda hasta su fallecimiento). El estribillo de “Deja de llorar” y de “Grande” nos llegaron a todos al alma. Ambas canciones consiguen aflorar lo más profundo en nuestros corazones y ambas, a su vez, lograron demostrarnos que todos somos humanos y que, por tanto, tenemos que afrontar la muerte y aceptarla como la etapa final de nuestra existencia. En “Máscara de seducción” una de las bailarinas dio la nota sensual al salir caracterizada de diablesa gracias a un cuidadoso trabajo de body painting.

“Réquiem” resonó tras las palabras de Leo: “Todos tenemos a alguien que se ha quedado en el camino, un réquiem para ellos”. De nuevo las bailarinas salieron a escena, esta vez de luto riguroso. Cuatro de ellas llevaban lápidas en representación de cuatro personajes femeninos destacados en la historia del arte: Camille Claudel, Carolina Otero (una paisana gallega también conocida como “La Bella Otero”), Mary Shelley y Emily Bronte. Al frente de ellas se erigió Zarina, encargada de llevar la escena a su nivel máximo de dramatización al encarnar a la propia Muerte.

Mero Mero (para muchos conocido como Tanke Ruíz) se unió con sus guturales a la voz principal en la nueva versión de “Impotencia”, tema de los más cañeros y conocidos de la banda que Leo ha tocado siempre que ha podido como un añadido a su carrera en solitario.

Y entonces llegó el cuarto y último acto. Leo salió de nuevo a escena, esta vez enfundado con una cazadora negra de estilo militar. “Raíces” fue coreada mientras una oleada de manos se alzaban al son de la música. Es deber mencionar a los nuevos miembros de la banda: Eloy Terrero (el cual destacó especialmente en este tema), a los teclados y Miguel Ontiveiro, a la guitarra, consiguieron incorporar un sonido más contundente —y necesario— en una banda de la magnitud de Stravaganzza.

La gran sorpresa final se produjo cuando llegó el bis. Aunque todos conocemos la faceta de Pepe Herrero como director musical de Mónica Naranjo, no nos esperábamos que la banda arrancase en los últimos minutos del concierto con una versión metalera del conocidísimo tema “Desátame”. Los músicos no pudieron reprimir su alegría al ver a toda La Riviera levantada coreando la canción, por lo que Leo declaró: “Esto demuestra dos cosas: primero, que siempre tuvimos razón y segundo, que no hace falta ser tan duro para ser metalero”.

Y justo cuando pensábamos que era hora de recoger, llegó el tema que finiquitó la deuda de estos 7 años de espera: “Vivir así es morir de amor” de Camilo Sesto, himno español de los años 70 que, por extraordinario que parezca, consiguió levantar incluso al más reticente.

La velada acabó. Llovieron aplausos hacia los músicos, coristas, bailarinas (y coreógrafa incluida) por su profesionalidad y dedicación, por la minuciosidad de su labor y por no haber dejado un solo hilo suelto del telar que conforma esta gran formación de metal sinfónico. Y también llovieron aplausos hacia un público entregado al 200% que se esforzó en conseguir ese sueño tan ansiado por la banda: regresar por la puerta grande.

Al grito de “sí se puede” los congregados en La Riviera fueron saliendo de la sala y todo lo que quedó fue el murmullo de los cuchicheos y las sonrisas de personas más que satisfechas por haber asistido a un grandísimo espectáculo que seguro no olvidarán.

N de la A.: Gracias desde aquí a Alba y a Sandra por haberme salvado el pellejo aquella noche. ¡Sabéis que sin vuestra ayuda esta crónica no hubiera sido posible!

Lista de canciones:

  1. Dios
  2. En soledad me lamento
  3. Mi tempestad
  4. Esperanza
  5. Pasión
  6. Desilusión
  7. Dolor
  8. Nostalgia
  9. Hijo de la Luna (versión de Mecano)
  10. Deja de llorar
  11. Grande
  12. Máscara de seducción
  13. Réquiem
  14. Inmortal
  15. Cuestión de fe
  16. Sin amar
  17. Impotencia II (con Mero Mero)
  18. Un millón de sueños
  19. Raíces

Bises

  1. Desátame (versión de Mónica Naranjo)
  2. Vivir así es morir de amor (versión de Camilo Sesto)

 

 

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