LOS DELTONOS

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Siempre convincentes, siempre contundentes

Si Los DelTonos no existiesen, habría que inventarlos. Nadie como ellos para insuflar ese poderío y esa vitalidad al blues y al rock, en sus más diversas y bastardas formas. Y además, en castellano. Puede parecer fácil, pero no crean… Una cosa es que hace más de treinta años el bueno de Hendrik y sus compañeros de fatigas musicales echaran la moneda al aire para ver si tiraban hacia el punk o hacia el blues a la hora de elegir un camino que no fuese demasiado exigente instrumentalmente (o al menos eso cuenta la leyenda) pero otra muy distinta es que esta banda, a lo largo de su historia y sus diferentes formaciones, se haya conformado con repetir los patrones más simples del blues clásico o el rock primigenio.

 

 

Todo lo contrario: en su caldero han ido incorporando muchos otros ingredientes de la música popular americana para destilar ese nutritivo caldo en el que flotan los sabrosos tropezones líricos con que redondean su fórmula musical. Y es que lo mismo que ocurre con su sonido lo podemos aplicar a sus letras: historias a las que, como dice el gran Josele Santiago, siempre se puede ir andando, cercanas y accesibles pero no exentas de profundas reflexiones y verdades como puños, siempre con esa inteligencia y esa ironía marca de la casa, encajadas con precisión de relojero en las a menudo complejas métricas de sus canciones.

 

 

 

Y si sus discos ya reflejan bien todo esa riqueza y diversidad creativas, en directo, ya se sabe, ríen aún mejor. Sobre el escenario Los DelTonos se crecen y dan su verdadera talla de esforzados obreros y artesanos del rock. Puro músculo, todo fibra, sin grasas insalubres, ni aditivos ni conservantes. Producto fresco de primera calidad, recién hecho y servido al punto. Como es habitual, los cántabros nos ofrecieron un suculento banquete sonoro del que no quedaron ni las migas. Tanto las creaciones recientes como los platos tradicionales mantienen el toque maestro de los fogones que alimentan Javi y Pablo desde la base rítmica y que aderezan las guitarras de Fernando y Hendrik, cuya personal voz pone el toque distintivo a esas elaboradas armonías.

Hacia el final del concierto incluso soltó la guitarra para tirar de armonica y terminar de prender fuego a la sala El Sol, que lamentablemente no se llegó a llenar del todo pero con una concurrencia más que suficiente en cantidad y, sobre todo, en calidad que disfrutó de cada momento. Generosos con los bises, tiraron de sus viejos clásicos (¡cielos!, ¿ya han pasado casi treinta años desde «Tres hombres enfermos» y «Bien mejor»?) como propina fuera del guión para cerrar una fantástica velada, demostrando una vez más que Los DelTonos nunca fallan.

Muy rico todo. Sin duda, volveremos a repetir en cuanto se presente la ocasión.

Podéis ver las fotografías del concierto en el siguiente vídeo de nuestro canal Youtube:

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