AC/DC

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Estadio Metropolitano, Madrid 16 de julio 2025
Texto y fotos: Alex García

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Segunda cita en el Metropolitano de la banda australiana. Estadio prácticamente lleno y ambientazo horas antes en los alrededores, vamos, lo que viene siendo una jornada típica de cerveza y rock & roll. Con 10 minutos sobre el horario previsto llegaron en cochecito de golf al escenario AC/DC para comenzar con una de sus típicas proyecciones en las pantallas y poner el estadio en pie con los primeros acordes de If you want blood (You’ve got it)
Y primer golpe sobre la mesa con Thunderstruck, menos mal que aquí no hay aluminosis…

Y casi sin reponerse Hell Bells, con la campana presidiendo el escenario y Brian con una voz nunca esperada después de lo acontecido los últimos años. Y de ahí a Stiff Upper Lip y la grandiosa Highway to Hell. Tremendos sobre el escenario, que energía y fuerza. Y llega Shoot to Thrill y Angus con el paso del pato, como si llevara una motillo, me pincho y no sangro. Y no, decenas de años a sus espaldas y siguen dando conciertos de verdad, y sin parones. Y con solos espectaculares de guitarra cómo el que hizo Angus en Dirty Deeds Done Dirt Cheap. Brian tampoco se quedó atrás y sedujo al público con su juego de voces en High Voltage.

Sinceramente, parece que estamos en un concierto de AC/DC de hace 20 años. Comienza Riff Raff con Angus comiéndose él solito al escenario y con el público a sus pies, con hora y media a sus espaldas todo desaliñado y con la camisa desabrochada cual guiri en la malagueta (pero sin la piel como un cangrejo). Y para los finales You Shook Me All night Long, Whole Lotta Rosie (Angus de hizo los 100m en 11 sg) y Let There Be Rock, donde Angus terminó con un solo larguísimo interactuando con el público, hay orgasmos peores que esto.

Y sí, también hubo bises, Angus se subió a la plataforma, y se terminó a cañonazos como es habitual. Un concierto de verdad, con músicos, cantante, solos de guitarra, volumen brutal, todo muy distinto a lo que se suele ver y se verá por este estadio con sonidos pregrabados, autotunes y playbacks. Por ponerle un pero, se echan de menos los hinchables y fuegos de artificio. En un momento en que la banda no está para colgarse de la campana, acompañarían incluso más que en el pasado. La música involuciona pero el rock permanece y triunfa.

Let There Be Rock

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