CALIFATO 3/4 + VIAGRA BOYS

Es difícil ir a un concierto de dos grupos y no comparar uno con otro, pero en este caso es imposible porque son dos grupos diametralmente opuestos. Quien haya pensado que era buena idea ponerlos juntos, no ha entendido el mensaje ni de uno ni de otro.

Sin estar especialmente familiarizada con Viagra Boys, la música y el concepto de Califato 3/4 lleva acompañándome todos los años que llevo fuera de mi tierra. Ya tuve la suerte de verlos hace unos meses en el sur, donde su mensaje cala y llega más (al final la tierra llama a la tierra), y no podía perder la oportunidad de volver a verlos fuera de su entorno, casi diría en un entorno hostil como es Madrid. Aunque el recinto era bastante idílico, pareció estar en guerra constante. Además de los problemas de sonido que hubo, el acompañamiento de luces y visuales no logró ser todo lo impactante que podría haber sido porque a la hora que fue todavía era muy de día. Aun con todo me reafirmo en que me parece que Califato 3/4 es de los grupos con mejores visuals que he visto, son de lo más hipnotizantes.

Incluso con esos problemas con el sonido, el concierto de Califato 3/4 fue un concierto lleno de críticas y comentarios en defensa de muchísimos derechos humanos básicos, además de un recuerdo constante de que no está mal sentirse orgulloso de tu tierra.

Y luego de repente, Viagra Boys. Empezando con que el cantante se hizo algún que otro cubata en el escenario y varios de los miembros se encendieron más de un piti durante todo el concierto, fue verdaderamente una experiencia verles en directo. Al principio me pilló un poco descolocada, porque veníamos de un concierto bastante reivindicativo por parte de los andaluces, y los suecos comenzaron alabando lo buena que está la cerveza y «that thing you call vermouth«, lo cual me dio un poco la sensación de echar por tierra el mensaje previo. Pero al resto del público pareció no importarle, porque lo dieron todo desde el minuto uno. Me da pena, pero creo que nunca he visto tanto público y tan poco móvil levantado grabando durante un concierto, pero supongo que esa era la vibra general de este evento: pasarla bien. Me costó un poco salir de esa descolocación, pero cuando lo hice, wow, lo disfruté un montón.

Si tuviera que definir este concierto con una palabra, sería FOMO (si contamos FOMO como una sola palabra): todo el mundo parecía estar muy familiarizado con Viagra Boys, bailando y cantando a pleno pulmón. Hasta me dio FOMO por ver la cantidad de pogos que se montaron entre el público. En general, muy muy satisfecha. Fueron dos conciertos muy buenos, aunque un poco inconexos en cuanto al género musical de cada uno, pero bueno. Me guardo a Viagra Boys como uno de los descubrimientos del año, estaré por allí si vuelven a pasar por aquí.