DANIEL ROMANO’S OUTFIT + CARSON McHONE

Que sea verano no quiere decir que todo sean conciertos al aire libre, ni que deje de haber bolos en las salas pequeñas, tan necesarias todo el año para mantener la escena musical. De hecho, algunas figuras destacadas que nos visitan en estas fechas prefieren hacerlo en un recinto pequeño, para sentir esa cercanía con el público que en los grandes espacios se pierde. Y eso hicieron Daniel Romano y sus Outfit: citarnos en la sala El Sol, donde ya había una enorme cola para acceder al concierto cuando llegamos (y por supuesto, con todas las entradas vendidas de antemano).

Se anunciaba para abrir la noche a Carson McHone, quien forma parte también de los Outfit, con lo cual nos encontramos a la misma formación que iba a protagonizar la velada, pero con los papeles cambiados: aquí Daniel, tocado con una gorra, ocupaba un lugar secundario como guitarrista, y junto a su hermano Ian Romano en la batería y Tommy Major al bajo, hicieron de banda para Carson, que aquí lleva la voz cantante y se cuelga una guitarra. Con Nat Simons como fugaz invitada, leyendo un breve texto según arrancaban el recital, este fue transitando por atmósferas diversas, de las más suaves a la más intensas, dentro de la onda que hace en solitario esta artista tejana. Y la verdad es que se nos pasó en un suspiro, se hubiera agradecido un ratito más.

Pero bueno, a los pocos minutos, ya con Daniel como frontman (y sin gorra), volvían a estar los cuatro sobre el escenario para soltarnos su tremenda descarga de rock sin etiquetas, o con muchas de ellas a la vez, ya que mezclan sin prejuicios todo lo que se les ponga por delante. Los cuatro con los mismos chalecos, engalanados con idénticos parches en igual disposición, fueron sacudiéndonos a diferentes ritmos y velocidades, cambiando de tercio sin previo aviso. Interludios ramonianos cortando medios tiempos, country con esteroides, armonías vocales entre el soul y el góspel sobre un muro de sonido digno de los MC5, y así todo el rato. Eso sí, incluido el bis, poco más de una hora duró la cosa, pero… ¡vaya hora!

Y agradecidos, oiga, que su último disco en directo tiene quince canciones y no llega a los cuarenta minutos. Suficiente para dejarnos impresionados, aunque siempre queden ganas de un poco más. Aunque quizá sea mejor así, que siempre queden esas ganas, para estar pendientes de su próxima visita y no perdérselos cuando vuelvan, que esperemos que sea pronto.