TIM ROBBINS y THE ROGUES GALLERY BAND

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Cumplio en la presentacion de su primer disco

Expectación. Es lo que había generado esta primera cita con Tim Robbins como músico en nuestro país. Y aunque la sala mostraba una entrada discreta (sólo se cubrió aproximadamente la mitad del aforo – tal vez el precio de las entradas hizo que no fuera mayor la curiosidad de los madrileños) el concierto sí estuvo a la altura de lo que esperábamos los que no consideramos esto como el simple capricho de un artista muy respetado por sus excelentes trabajos como actor y director. Tim creció rodeado de música: su padre, Gil, tocaba en los 60 en un grupo folk llamado The Highwaymen y en su casa – según él mismo dijo en algo parecido al castellano – no se veía la tele, sólo había música siempre sonando. Unido esto a sus posteriores contactos a través del cine (especialmente su papel en “Bob Roberts” y la banda sonora de “Pena de muerte”) y a que ha buscado la ayuda de su amigo el productor Hal Willner, quien además le ha aconsejado reclutar a la banda que le respalda, hacen tomar en serio este giro (o tal vez sólo sea más bien un respiro) en su carrera.

Y no es que ahora vaya a resultar un prodigio como músico, ni como cantante (algo en lo que, pese a haberse esforzado bastante en mejorar, nunca llegará a ser destacable) pero el señor Robbins es consciente de no poder lanzarse a la piscina sin una preparación mínima para no defraudar o – peor aún – dejar indiferente. El resultado en disco luce por sobre todo por la cantidad y la calidad de los músicos que colaboran (al margen de los seis que le acompañan en la gira); eso sí, al menos se vale para ello de temas propios que no caen en la vulgaridad. Trasladado al directo, la cosa queda en un conjunto con raíces en la música tradicional americana del último siglo, que trata de aprovechar todas sus diversificaciones, desde el folk o el blues hasta las baladas, y cuya mayor virtud seguramente sea la soltura con que manejan la gran diversidad de instrumentos que usan entre unos y otros al cabo del recital.

La cosa empezó animada, aunque sus composiciones no acababan de llegar a despertar el entusiasmo del personal – cosa también comprensible puesto que se acaba de publicar el disco y no ha habido tiempo apenas de escucharlo. Paradójicamente, fue un apagón durante el quinto tema lo que hizo despertar al público; reaccionaron entonces también los músicos, lanzándose a interpretar clásicos definitorios de los estilos que les mueven – de Johnny Cash a Warren Zevon, pasando por Hank Williams y Tom Waits. Entre medias, un par de temas propios en los que Tim cambió la guitarra acústica por la eléctrica y que sonaron con bastante fuerza: “Time to kill”, guitarrera y contundente historia sobre veterano de Irak – real, cómo no, y por supuesto con fatal desenlace; y “Toledo girl”, una canción intensa (“compuesta en España, no lejos de aquí” dijo) que fue de menos a más.

Nos dejó con “una vieja canción que solía cantar Billie Holiday” aunque volvió enseguida a escena, primero él sólo con David Coulter a la mandolina, para incorporarse luego Steve Jones con la guitarra y después ya el resto de la formación (destacar a Jack Pinter, muy eficiente en los vientos y el acordeón, y a Roger Eno en los teclados, sin olvidar a Liam Bradley a la batería y Rory McFarlane al contrabajo, que cumplieron perfectamente su papel). Tras cinco temas de propina para rematar una hora y media larga de concierto, se despidieron con una emocionante versión casi a capella de The Pogues (no en vano, la influencia de la música irlandesa en el folclore americano es muy grande).

Si Tim, acostumbrado a trabajar siempre con un guión, es capaz de soltarse y aprender a manejar al público y a conducir a su antojo el ritmo de un concierto podría llegar a encontrar ese contacto con la audiencia que tanto le seduce porque sabe que no se puede conseguir en el cine, ni siquiera en el teatro; carisma y tablas no le faltan, y hay que reconocer que puso empeño en ser simpático y cercano, y hasta en hablar un español imposible. Quizá en eso sí le lleven ventaja Medelia, los humildes teloneros que tuvieron su momento y supieron aprovecharlo; quienes no les conocían se llevaron una grata impresión, y ellos salieron felices y satisfechos.

SETLIST: White Train / You’re my dare / Queen of dreams / Book of Josie / If I had the words / Folsom Prison Blues / O Mary don’t you weep / All the world is green / Crush on You / Time to kill / Toledo Girl / What a little moonlight can do // Don’t let us get sick / Buck Eye Jim / Setting the woods on fire / Lightning calls the dawn / If I should fall from Grace with God

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