GOD IS AN ASTRONAUT

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Hay que respetar a los grupos instrumentales

Mejores o peores, en principio, uno debe respetar a los grupos instrumentales. Desde que Bartok estrenará su Música para cuerda, percusión y celesta allá por 1937, muy pocos han conseguido prescindir de la voz y no ser un coñazo. Casi ninguno en el mundo del pop-rock o, de acuerdo, del post-rock: ese inmensísimo cajón de sastre en el que igual se mete Sigur Ros que a This will destroy you y que no sé muy bien a qué se refiere, pero imagino que será a rockeros con un Mac Air.

GOD IS AN ASTRONAUT (4)

No fueron, en cualquier caso, nada coñazos los irlandeses, que siguen aumentando el número de componentes: cinco esta vez frente a los tres de la última, hace ya un tiempo. Sí debe señalarse, sin embargo, que God is an astronaut son dos grupos bastante diferentes. Magníficos en disco, con momentos sublimes, su música pierde en directo: imposible trasladar al escenario tanta capa de sonido y tanta producción que, a pesar de todo (y ese es uno de sus grandes logros), no empalaga. Y eso por no hablar de la infinidad de arreglos y detalles de la que los trabajos de estudios hacen gala y que no hay manera de llevar al directo. La solución suele ser, y fue en este caso, la más obvia: dejarse de zarandajas, tirar de válvulas y sacar a relucir tu lado más heavy. Una actitud válida pero que probablemente no aprobarían compañeros de etiqueta como These new puritans o los ya citados Sigur Ros, aunque me imagino que esto no le importa lo más mínimo a los componentes de God is an astronaut. Ni tiene por qué.

Empezaron muy arriba Torsten Kinstella y sus compañeros: con Transmissions (el gran hit de Origins, su último disco) y All is violent all is brigth (camción que da título al que quizás sea el mejor disco de su carrerra). Dos temas después llego también Fragile y ya la teníamos liada: la sala a rebosar, el público bebiendo y bien dispuesto y los isleños con la intención de darlo todo. Gran comienzo.

El problema de ponerte a lanzar temazos a diestro y siniestro durante los primeros veinte minutos, salvo que seas, digamos, Metallica o Radiohead es que te pone muy difícil la hora y media que aún te queda por delante. Y mantener el nivel se vuelve cada vez más complicado. Respecto al inicio, el nivel bajó un punto en la parte central.

La misma sala fue otro de los handicaps con los que tuvieron que lidiar los irlandeses: implanteable servirse de los vídeos y efectos audivisuales con los que, normalmente, acompañan cada canción. Una lástima que los espectadores nos viéramos obligados a renunciar a esta parte del espectáculo a cargo, por cierto, del bajista, Neils Kinstella, y que tanto aporta a canciones como, por ejemplo, Fragile.

Y así, entre All is violent all is bright y Origins (el concierto giró en torno a estos discos), llegó otro de los grandes momentos de la noche: Fireflies and empty skies, precursora de lo que vendría al final con Red Moon Lagoon y Suicide by Star: vuelta al gran nivel del comienzo. Canciones estas, por cierto, precedidas de una desconcertante declaración que me permito traducir: “Alguien dijo que hacemos música para ascensores, mostradle que se equivoca”. Se equivoca, no les quepa duda.

 

3 pensamientos sobre “GOD IS AN ASTRONAUT

  1. De las 3 o 4 veces que les he visto es sin duda la peor, aún así conciertaco gordo. Los temas nuevos en directo coincido con Víctor en que son más flojos que en disco.
    Saludos!

  2. Es muy, muy difícil llevar al directo lo que hacen en disco. Yo quizás esperaba algo más pero el concierto estuvo muy bien.

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