SON EG: SLIM CESSNA’S AUTO CLUB

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Country desquiciado

Esta vez el público no llenó la sala, pero la culpa fue simplemente que la oferta de conciertos en la ciudad esa misma noche era muy buena. Eso sí, los que estaban ya sabían lo que iban a encontrar. Slim Cessna’s Auto Club (SCAC) es una banda enloquecida de Denver, a la que suelen definir como “country gothic” o “gothabilly”, una mezcla de góspel y country con el espíritu del punk.

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Asistir a un concierto de los SCAC es, parafraseando al propio Slim, una experiencia religiosa que sacude el alma (y el cuerpo). Empezaron puntuales y enseguida comenzó el espectáculo. A todo trapo y sin descanso. Todo el repertorio de SCAC está plagado de canciones memorables, a las que hay que añadir las de su último disco. En septiembre sacaron su nuevo disco “The Commandments According to SCAC”, el primero que sacan en su propio sello SCACUNINCORPORATED, y como es habitual en la banda hace referencia a los mandamientos, castigos y redención. Quizá ahora las canciones suenen más reposadas, menos turbulentas. Hacen referencia a lo que el hombre no entiende y teme, lo que le genera desconfianza y ruina. Uno puede aprender o repetir la misma historia una y otra vez, como dice Rebeca.

El concierto de los SCAC es una experiencia hacia estados de ánimo eufóricos, salvas espirituales y ritmos frenéticos. Su música es para redimir al mundo con una explosión de alegría desbordante. Algunas canciones son como peleas, que suben en intensidad y se aceleran, después se reposan y por fin convergen en armonía. En unas cuantas ocasiones se bajaron los dos cantantes de la tarima y siguieron predicando entre el público arrodillado. Todos los asistentes acaban formando una gran familia en la congregación de esta banda.

El núcleo de la banda lo forman Slim Cessna junto a Munly Munly, los dos cantando, alternándose y escenificando todas las canciones que van interpretando. Slim con su sombrero blanco, barba, gafas de concha y su aspecto desgarbado. Munly, más delgado aún, con su imagen de resucitado, también agarra de vez en cuando la guitarra y sobre todo el banjo. Les acompaña Lord Dwight Pentacost, con su guitarra de dos mástiles, en la que tiene serigrafiadas dos imágenes de Jesús y María que se alternan. Rebeca Vera sigue a los teclados y el pedal steel, definiendo los sonidos más etéreos. En esta ocasión el cotrabajista era Ian O’Dougherty, que igual que The Peeler a la batería estuvieron muy bien marcando los ritmos. SCAC se despidieron con un tema maravilloso cantado por todos sin instrumentos. Después fue el propio Slim el que quedó solo mientras sus compañeros iban recogiendo los instrumentos.

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