WOODEN SHJIPS

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Psicodelia sin sorpresas

Concierto plano y, finalmente, bastante aburrido el que ofrecieron el pasado sábado en Madrid los californianos Wooden Shjips en el teatro Barceló. Mala señal si es esto en lo que ha quedado una psicodelia de la que hace unos días recibimos una dosis extremadamente uniforme y poco imaginativa que, si bien empezó con fuerza, terminó cansando por repetitiva.

Con dos tercios de aforo, casi puntuales y con unos audiovisuales caleidoscópicos que dificultaron endiabladamente la tarea de intentar sacar alguna foto digna, Erik “Ripley” Johnson y sus acólitos saltaron al escenario sin material nuevo que ofrecer pero con la intención de hacer un recorrido por su llamativa discografía repleta de EPs, singles y compilaciones varias que, no obstante, se centró en recordar, como quiźas no podía ser de otra manera, sus dos últimos discos: West y Back to land.

Del primero de ellos recuperaron Black Smoke Rise, canción con la que abrieron la actuación. Del segundo, quizás destacó Ruins. Entre canción y canción, sonidos extraídos de la naturaleza, enlatados y reproducidos a todo volumen para asegurarse de que el oyente no disfrutara de un solo segundo de tregua sonora en la, aproximadamente, hora y media que duró el asunto. Objetivo conseguido.

Parapetado tras un ridículo atril forrado de papel de aluminio, Hash Walen aporta la que quizás sea la mejor contribución del cuarteto: trabajo de sintetizador y unas sencillas, repetitivas y muy efectivas melodías de órgano que sobresalen cual ahogado pidiendo auxilio en el denso mar de sonido creado por el resto del grupo.

Más nos hubiera valido un concierto de Moon Duo o, visto lo visto, haber hecho un butrón y habernos colado en la sala contigua, donde el incombustible Ariel Rot presentaba su nuevo disco.

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