NICK WATERHOUSE + THE ROVES

Fecha: 02 de noviembre de 2019

Lugar: Sala But, Madrid

Redactora: Natalia Gürtner

La Sala But fue el escenario elegido para la actuación del californiano Nick Waterhouse, que no sólo se trajo a su propia banda, sino también a los británicos The Roves, que ejercieron de teloneros. Era la segunda vez que veía al norteamericano en Madrid, pero como su actuación del 2014 no había sido muy afortunada debido a problemas de sonido, decidí darle una segunda oportunidad para reconciliarme con su directo. Después de todo, nadie puede dudar de la gran calidad de este músico de 33 años, que tiene ya cuatro discos a sus espaldas donde mezcla elementos de Rhythm & Blues, soul y jazz. Ya puedo ir adelantando que esta vez no me ha decepcionado.

Los cuatro chicos de The Roves, que saltaron al escenario sobre las ocho y cuarto de la tarde, nos interpretaron diez temas cortos durante la media hora que duró su concierto. Este cuarteto londinense que practica una suerte de folk rock está compuesto por los hermanos James y Tom Wing (a la voz y la guitarra), Luke Evans (bajo) y Brendan Monaham (batería). Tienen dos discos publicados hasta la fecha y se hallan embarcados en la gira de presentación del segundo de ellos, “All those Freaks” (2019). Personalmente, les encontré un poco sosos y tampoco me pareció que despertaran el entusiasmo del público que iba llenando la Sala But. En todo caso, entre las canciones que nos interpretaron, destacaría “Who´s Sleeping on the Throne”, “Fear” o “Fixing to Burn”, con la que acabaron su actuación.

Descubrí a Waterhouse gracias a su espléndido segundo disco, “Holly” (2014), tras el cual ha publicado otros dos álbumes más, siendo el más reciente “Nick Waterhouse” (2019). El californiano apareció en escena sobre las nueve y cuarto de la noche ante un público al que tuvo en su bolsillo desde el primer minuto. Se le vió en todo momento muy cómodo y nadie puede dudar de que tanto él como toda su banda pusieron todo su empeño en convertir aquello en una fiesta. Waterhouse (voz y guitarra) vino acompañado de un teclista, un batería, una bajista, dos saxofonistas y una corista que a veces tocaba la pandereta. Todos ellos funcionaban como una máquina perfectamente engrasada, que arrancó más de una ovación durante el concierto. Entre canción y canción, Nick Waterhouse mencionó a su madre, que se hallaba entre el público, al grupo Allah-Las, al que produce sus discos, así como a la propia ciudad de Madrid, que tiene un significado especial para él porque siente que impulsó su carrera en los inicios.

Empezaron la actuación con los temas “Some Place” y “Is that Clear” de su primer disco, “Time’s all Gone” (2012). Ahí ya quedó claro que el peso del directo lo llevaban el propio Waterhouse, gracias a su voz y la maestría con la que interpreta la guitarra. También fue fundamental la intervención de la corista, que animaba al personal con su simpatía y sus bailes, así como la intervención de los dos saxofonistas y el batería, mientras que el bajo quedaba relegado a un segundo plano y el teclado Hammond, que a menudo pasaba desapercibido, tuvo sus momentos de protagonismo, como en el tema “Don’t you forget it”. Fue inevitable que tocaran uno de sus grandes hits, “Katchy”, al que poco después siguió la canción “Push too Hard”, con la que recibieron una de las primeras ovaciones del público. También me gustaron “I Can only Give you”, “Sleeping Pills” y “LA Turn Around”, que coreamos los asistentes. La parte oficial del concierto acabó con un tema en el que fusionaron “If you Want Trouble” y “This is a Game”, pero no se fueron sin regalarnos áun tres canciones en los bises: ese gran tema llamado “Say I Wanna Know”, al que siguieron “Dead Room” y para finalizar “El Viv”.

En definitiva, fueron casi dos horas de grandes temas, que disfrutaron tanto los músicos sobre el escenario como todo el público allí presente. No se me ocurre mejor manera de pasar un sábado noche.