VAN MORRISON + GEORGIE FAME

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Noche de maestros

Tuvimos la suerte de disfrutar de dos músicos que suman más de cien años de experiencia en los escenarios y más de sesenta discos publicados entre los dos además de un par de decenas de canciones que estarán a buen seguro en el subconsciente de muchos sin saber ni siquiera que ellos son los autores.

Dos conciertos de lujo, el primero Georgie Fame, como no acompañado de un teclado Hammond, con ese peculiar sonido que muchos amamos. Formando trio sus dos hijos, Tristan a la guitarra y James a la batería. Cuarenta y cinco minutos de Blues y Rythm and Blues con temas propios y ajenos. Tras comenzar con Green Onions, dieron paso a dos temas de Tristan, dos blues, uno más lento y uno más eléctrico, para dar paso al I’ve got a woman de Ray Charles y al Funny How Time Slips Away de Willie Nelson, y continuar con uno de sus grandes éxitos Yeah Yeah, que tanto rendimiento dio a Matt Bianco.

Un homenaje a Jimmy Hendrix con Red House y otro tema de Ray para en un visto y no visto dar cuarenta y cinco minutos de concierto que supo a poco, sin muchas parafernalias de luces ni movimientos en el escenario, sonido limpio, muy bueno y echando en falta muchos temas que han hecho grande a Georgie.

A continuación, también con puntualidad británica, Van Morrison y hay que decir Y su banda, porque la verdad es que merecen una mención aparte, consiguieron un sonido perfecto, sí, en el Palacio de los Deportes de toda la vida, han demostrado que es posible que siete músicos (seis mas Georgie) toquen a la vez y se les escucha a todos y cada uno de ellos en perfectas condiciones.

El repertorio duró hora y media, durante el concierto todo funciona como un reloj de maquinaria perfecta, sueltan los temas sin descanso, apenas da tiempo a aplaudir. Tras una entrada para calentar dedos y voz llegaron Symphony Sid y How far from God y luego una de las grandes, Moondance.  A continuación enlazaron Baby please don’t go con Go my mojo working, dos clásicos del blues y es que de blues fue la noche.

Pudimos presenciar un concierto muy “bluesero”, ese blues adaptado al estilo Morrison que le ha hecho triunfar, acompañándolo de esa voz plañidera, llena de carácter y que como un quejido va minando poco a poco y llevándote a un estado de nostalgia que rompe a golpe de saxo o de armónica.

Como era de esperar, dos compañeros de escenario tantos años tenían que dejar su impronta juntos y allí apareció Georgie Fame para tocar Going to Chicago y Vanlose Stairway, esta última con Van al piano y Georgie al Hammond, espalda contra costado.

Broken Record, Days Like This, Sometimes We Cry, In the Afternoon, Brown Eyed Girl o In the Garden fueron otras de las que sonaron, así que cada uno se haga su lista de las favoritas que faltaron, suficientes para dar otro concierto entero.

Luces sobrias, elegantes, dando juego en algunos temas y bien sincronizadas con la música, acompañaron en todo momento al elenco de músicos que pudieron demostrar su valía, sin estar eclipsados en el escenario por Van Morrison, en el último tema, In the garden les sirvió para que se explayaran un poco, y demostraran colectiva e individualmente que aunque tocaran con Perico el de los Palotes iban a dar un conciertazo.

Así que a la pregunta de ¿Cómo estuvo Van Morrison? La respuesta es muy bien, de diez, un concierto lleno de blues, de soul, de alma, profesionalidad, sentimiento y técnicamente perfecto. Como el que lleva encima de la cabeza, Chapeau.

Podéis ver las fotografías del concierto en el siguiente vídeo de nuestro canal Youtube:

 

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