CONVERSACIONES CON JOSE IGNACIO LAPIDO – Arancha Moreno
Un paseo apasionante por su trayectoria y su universo
Texto y fotos: Javi G. Espinosa
![](https://i0.wp.com/www.solo-rock.com/wp-content/uploads/2021/05/conversaciones_jose_ignacio_lapido_arancha_moreno_efeeme.jpg?fit=458%2C458&ssl=1)
Siguiendo con la loable tarea de centrar sus esfuerzos editoriales en dar a conocer la carrera y el trabajo de artistas a los que los grandes medios no dedican el tiempo ni el espacio que merecerían, Efe Eme presenta una nueva referencia dentro de su colección Biblioteca Efe Eme que nos acerca a una de las figuras más interesantes del rock español desde hace cuatro décadas: Jose Ignacio Lapido.
Arancha Moreno se encarga de esta apasionante pero ingente tarea – 40 años de actividad dan para mucho de qué hablar, pero primero hay que dedicar mucho trabajo y tiempo a documentarse. Y lo hace siguiendo un poco la fórmula usada en sus anteriores obras sobre Iván Ferreiro y Coque Malla, estructurando el libro en breves capítulos a través de sus canciones, aunque el enfoque cambie y se centre esta vez exclusivamente en el testimonio del protagonista.
![](https://i0.wp.com/www.solo-rock.com/wp-content/uploads/2021/05/676-LAPIDObn_f.jpg?resize=640%2C415&ssl=1)
El prólogo que abre estas páginas lo escribe Quique González, con quien Lapido ha compartido canciones, confidencias, escenarios y hasta una gira (Soltad a los perros, en 2014). Quique habla desde la cercanía, el respeto y la admiración, glosando la figura del maestro, del amigo, del artista íntegro y honesto. La propia autora comienza contando el origen y la motivación de este libro, sus primeros encuentros con Lapido, y la gestación truncada de la obra (la pandemia y el confinamiento obligaron a posponer el inicio de las conversaciones, primero, y a retomarlas por videoconferencia, después). Y el músico granadino lucha con su memoria, buceando en sus recuerdos, y se muestra más pragmático que dramático con estos tiempos extraños en que vivimos, como lleva haciendo desde siempre con la vida en general. Se define a si mismo como un escéptico por precaución, que va de derrota en derrota hasta la victoria final.
![](https://i0.wp.com/www.solo-rock.com/wp-content/uploads/2020/01/268_091.jpg?resize=640%2C427&ssl=1)
Comenzando por su infancia rodeada de músicas y lecturas diversas y constantes, no es extraño que ambas se convirtieran en un estímulo para el joven Lapido, que acabaría reflejando y volcando todo ese caudal en sus inquietudes creativas juveniles. Esas ilusiones le llevan a montar sus primeras bandas, ensayando incansables en oscuras cuevas ignotas, rodeados de cabras y otras peculiares compañías. El primer intento realmente serio de hacerse un hueco vendría con Al-Dar, con los que ya graba un EP y en los que se encuentra ya el germen de lo que será 091. A partir de ahí, toda una sucesión de discos, giras, encuentros y desencuentros que al cabo de quince años llegaría a su fin, con la sensación de que ya no tenía sentido seguir por ese camino.
Tras el vértigo de la separación Lapido decide continuar en solitario, lo que le lleva a implicarse de forma integral en la gestión de su propio destino artístico, a la vez que desarrolla su vena lírica en paralelo como guionista de televisión y columnista en la prensa local. Evoluciones necesarias que la vida le ha ido poniendo delante y el ha ido aprovechando. Y finalmente, la ansiada reunión de 091, negada una y otra vez por el propio Lapido durante 20 años pero que al fin se hizo realidad, y con tal repercusión que incluso les ha llevado a componer y grabar nuevo material, compaginando esa resurrección con su carrera solista.
Un completo y esclarecedor recorrido por la vida y milagros de este artista, ahondando en sus influencias y sus circunstancias, y sobre todo en esas canciones que sustentan su imaginario. Escenas cotidianas, paisajes humanos, estampas costumbristas de gran fuerza visual que a menudo no son fáciles de interpretar, entrando en el mundo de lo inconsciente y lo surreal. Lapido se ha convertido en un domador de imágenes que ha ido destilando y depurando un lenguaje propio, y sería un chiste demasiado fácil decir que sus frases son lapidarias, pero es que a veces un verso suyo condensa todo un sentir, incluso una vida entera.
![](https://i0.wp.com/www.solo-rock.com/wp-content/uploads/2020/01/261_091.jpg?resize=640%2C427&ssl=1)
Tal vez Lapido sea un poco, como dice Quique en el prólogo, una mezcla entre personaje de western crepuscular, boxeador ilustrado y viejo bluesman sabio, acostumbrado a encajar los golpes de la vida con estoicismo y a aprender de ello. O simplemente, como dice en el epílogo Raúl Bernal (su teclista desde hace ya varios lustros), un buen hombre, honesto y generoso, que ha recogido la herencia de Kafka y de Cohen, de Rimbaud y de Dylan, de Lorca y Bo Diddley, haciendo canciones que siendo aparentemente sencillas y cotidianas son a la vez universales y atemporales, que seguramente son las más difíciles de hacer.