FESTIVAL MADRID RESISTE
El adiós de La Polla Records que dio la impresión de haberse sucedido mucho tiempo antes
30-12-2021
Wizink Center, Madrid
Texto: Rubén González
Fotos: Iñaki Latasa
Hay sensaciones perennes que son imposibles de quitar. Al igual que pasó hace casi 20 años con El último (el) de La Polla (Maldito Records, 03), un disco menor del que apenas rescatan algunas canciones como Hoy vamos a explicar la palabra feo, salvado por el tirón posterior final que supuso el directo Vamos entrando (Maldito, 04), el último concierto del 2021 para muchos también dejó la sensación de que la banda de Agurain ya hacía mucho tiempo que se había despedido.
En el ambiente no sobrevolaba la mejor de las intenciones, muchas entradas por devolver, aforo frío y medio desangelado por una incidencia Covid disparada en medio de las Navidades, el show anterior de Donostia cancelado y con la polémica de los de Gasteiz que terminaron en cuantiosas multas, se dibujaba un panorama sombrío.
Nada que ver con el octubre de hace un par de años en el que La Polla Records se comió el mundo y en Madrid de paso el Palacio de los Deportes, el del 30 de diciembre de 2021 sonó a polvo malo de despedida. Se salvó, porque estas cosas tienen que salvarse, una vez que arranca Salve (sin cruz ardiendo ni tan siquiera un vídeo que lo representara), hay que darlo todo, y con himnos como Ellos dicen mierda, No somos nada, Socios a la fuerza, Delincuencia, Johnny, Carne pa’ la picadora o Mundo cabrón, pertenecientes a toda su extensa y lúcida discografía, hacen fácil olvidar los malos momentos. El corazón tiró, gracias también a una nutrida afición vasca que bajó de EH al Foro a darlo todo y que sin duda dio color a la velada, pero la cabeza no acompañó, la banda tiró lo que tiró Evaristo, al que se le vio muy hasta las pelotas de dar conciertos en tiempos de Covid, el sonido sonó empastado y a veces excesivamente recargado y metalero, y el “Pues nada, cuadrilla, aquí se acaba esta historia y yo con estos pelos” terminó sonando premonitorio. Nos han pillao a contrapelo y lo hemos pagado. Una banda como La Polla Records no merece despedirse así, como Anguita, Aute o Almudena Grandes, puta pandemia.
No acompañó el resto de la tarde. El sonido atronador en el Palacio de Deportes tan vacío generó momentos desagradables entre el eco y las reverberaciones y fueron los Rat-Zinger quienes salvaron en ese sentido mejor la papeleta con un sonido muy empastado a caballo entre el street-punk vasco y el speed-metal de Motörhead. El sonido acelerado de los siempre añorados Anarko Podri y Pinky, reconvertidos en este Rock ‘n’ Roll para hijos de perra, calentó motores sin ninguna concesión.
Porretas tomaron el relevo lamentando no haber podido recordar como se merecía al siempre añorado Rober el que hubiera sido el décimo aniversario de su fallecimiento, y su concierto se basó en un set-list plagado de grandes éxitos con el que recordaron sus mejores años y los del público más bien talludito. El combustible de Bode y los buenos riffs de guitarra de Manolo Benítez determinarán el devenir de la banda de Hortaleza a partir de este 2022.
Reincidentes actuaron justo antes de La Polla y se llevaron la peor parte de los problemas de sonido; sin oírse en los in-ears, y peleando con las petacas, en monitores se sufrió mucho aquella noche. Por lo que no puede analizarse en exceso su actuación, lamentablemente fue un desastre, triple verberación y sin escucharse unos a otros, bastante tuvieron los cuatro (sobre el escenario, el resto abajo también) con tirar de profesionalidad y sacar adelante la papeleta como se pudo. Qué pena no haber visto a pleno rendimiento a Javi Chispes (Maniática), flamante sustituto a la guitarra de Finito de Badajoz.
Ninguno se mereció tan frío concierto, ni el propio festival que ya había sido pospuesto varias veces por la pandemia. Pero agua pasada no mueve molino. Madrid Resiste y siempre nos quedará el rock en su vertiente más abrasiva y cáustica. Por la magia que nos dio, larga vida a… La Polla Records. Al resto los esperamos en breve para resarcirnos y bailar hasta reventar.