THE GARLIC PHANTOMS + EVIL EVIL GIRRRLS & THE MALVADOS

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Cuando la furia y la desvergüenza van de la mano
El Sol, 28 Marzo 2022
Texto y fotos: Javi G. Espinosa

El jueves pasado, en la presentación para medios de su documental, se hicieron de rogar un poco (la verdad es que apenas nada, porque estaban deseando soltarlo) para confirmarnos casi en plan exclusiva que volvían, aunque al rato supimos que ya tenían preparado su concierto de regreso para cuatro días después, el siguiente lunes en la sala El Sol, como colofón a la fiesta de presentación en sociedad del susodicho documental: The Garlic Phantoms. Esplendor y caída, que según aseguran se podrá ver en cines desde este viernes 1 de abril.

El preestreno era a las 8 en los céntricos Cines Paz, pero nos citaron media hora antes para crear expectación. Y para hacernos esperar, claro. Como ya nos vamos conociendo, yo aparecí poco antes de las 8 sabiendo que no habrían llegado aún, como así fue. Eso sí, la calle estaba llena de una fauna bastante variopinta, con predominio del negro en chupas, gafas, gorras, sombreros, pantalones, camisas, abrigos y chaquetas, aunque también con muchas – y muchos – notas de color salpicando aquel panorama, que parecía un funeral de gente rara, como dijo una señora del barrio que pasaba con sus criaturas de la mano, apretando el paso mientras se cambiaban de acera mirando atrás con recelo.

Y al fin aparecieron, en una suntuosa limousine y escoltados por una escuadra de Harleys, algo muy propio de estos fantasmas con ínfulas de estrellas del rock. Sin muchas florituras ni simpatías apenas saludaron, y pasaron directamente a posar en el vestíbulo, mareando la perdiz otro rato para retrasar la proyección un poco más. Una vez dentro de la sala otro ratito de protagonismo, ahora ya micro en mano para hacer una de sus típicas escenitas de enfants terribles con las que tanto disfrutan. Afortunadamente, tuvimos un respiro gracias al corto que nos ofreció como aperitivo su productora, Dexiderius. Una historia bastante chunga, por cierto, que daba un poquito de mal rollo, pero al menos fueron diez minutos en los que no tuvimos que aguantar las gracias de la parejita.

El documental, pues que queréis que os diga… Mejor no hacer spoilers por si alguien piensa ir a verlo, y además así evito dar mi opinión, que igual tampoco ayuda mucho para animar a que la gente lo quiera ver. Como yo además ya me lo había tenido que tragar hacía pocos días tampoco era cuestión de torturarse viéndolo entero otra vez, así que aproveché para salir a fumar y hacerme amigo del camarero, que el pobre tuvo ese día mucha tarea – con tanta espera, y con tanta gente de mal vivir por allí, vendió el hombre más cervezas en una tarde que en todo lo que llevaba de mes, me aseguró.

El caso es que, por lo poco que pudimos ver de la reacción del público en la sala, la gente pareció pasarlo bien, cosa seguramente justificada por esas ingentes cantidades de cerveza que se consumieron – aparte de todo lo consumido fuera, y de cómo viniera ya cada cual de su casa. En fin, que la cosa acabó entre risas, silbidos y ovaciones, nada de extrañar dado el estado de buena parte de los presentes a esas alturas, aunque probablemente también hubo quien aplaudió con alivio una vez acabado el visionado de esta, digamos, peculiar película.

Una vez pasado este trago, venía la parte buena: bajar a El Sol para disfrutar con el espectáculo de Evil Evil Girrrls & The Malvados. Además, tuvimos un recibimiento inmejorable que nos resolvió el asunto de cenar, o al menos de picar algo, ya que entre los variopintos patrocinadores del documental había tanto una marca de cervezas como otra de jamones (no diremos cuales porque a los que patrocinan es a ellos y no a nosotros, aunque agradecemos a ambas el detalle).

Evil Eva y sus chicas, acompañadas por una estupenda banda, ofrecieron un verdadero espectáculo de glamour, sensualidad, elegancia, diversión, buena música y buen gusto. O sea, todo lo contrario que nos iban a ofrecer luego los Phantoms. Y afortunadamente, como con estos individuos todo puede acabar funcionando al revés, pudimos disfrutar del esforzado y brillante espectáculo previo de burlesque & roll bastante más rato del que íbamos a tener que aguantar luego a los ínclitos protagonistas de la velada. Por lo menos, disfrutar del show de Eva y compañía ya había hecho que mereciera la pena salir de casa un lunes por la noche.

Y al fin, con casi una hora de retraso acumulado y pasadas ya las doce de la noche (o sea, cuando ya no era lunes, sino martes), finalmente salieron al escenario Edu y Alacrán, entre humos asfixiantes, estrobos cegadores y en medio de un estruendo totalmente desmedido y exagerado. Y sin haber pasado más de un minuto ya estaba el zumbado del Fajardo reventando la guitarra contra el suelo, mientras el otro flipado, el Molina, aporreaba la batería sin enterarse de nada de lo que pasaba a su alrededor, incluyendo astillas y tornillos voladores, que momentos antes habían sido parte de la inocente guitarra que estaba destrozando su coleguita. Así, como te lo cuento. Por unos momentos pensé que habían llegado al colmo de la reducción de repertorio, y de la cara dura, dando un concierto sólo con una ruidosa intro/despedida, sin canciones (perdón, sin canción, en su caso).

Pero no, hete aquí que tenía una guitarra de repuesto. Y no, no nos íbamos a librar de la cancioncita. Al menos se hicieron acompañar por tres músicos de verdad que trataron de suplir las carencias artísticas de la parejita sin terminar de conseguirlo, pero no vamos a culparles a ellos (a los tres músicos, digo) porque tampoco es fácil hacer milagros, más allá de aguantar unos minutos con estos dos elementos desatados sobre un escenario, que ya bastante es.

Y eso, que nada, que poco después de empezar el asunto había terminado, aunque esta vez entre unas cosas y otras casi se alargó hasta los diez minutos. Yo creo que duró más el cambio de guitarra que la canción, aunque los escasos minutos de su hit lleguen a ser tal barbarie que parezca mucho más largo de lo que es. El caso es que, una vez más, se acabaron superando a sí mismos, cosa que tampoco es muy difícil dado su nivel, pero al menos siempre nos queda la esperanza de que sean capaces de hacerlo aún peor. Porque ya se sabe: cuanto peor para todos, mejor para ellos. O al revés, ya no sé…

Al final todos celebramos haber sobrevivido una vez más al ataque de los Garlic. Todos menos la primera guitarra que sacó a escena Fajardo, claro. Pero bueno, así hubo quien se pudo llevar algún trozo de esa guitarra como recuerdo, aunque sobre todo hubo quienes se conformaban con no haberse quedado tuertos por el impacto de algún fragmento de ella. Es lo que tiene el rock and roll: en cualquier momento te puedes estar jugando la vida. Y más con estos dos descerebrados cerca… En fin, que The Garlic Phantoms han vuelto, así que ya saben: tengan cuidado con ellos.

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