ENTREVISTA HENDRIK RÖVER

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Texto y fotos: Javi G. Espinosa

Aprovechando el paso de Los Deltonos por Madrid para presentar su nuevo disco, “Evolución” (2024), quedamos con Hendrik Röver el mismo día del concierto a mediodía, en una céntrica y tranquila cervecería alemana, para charlar un rato sobre la banda, su pasado, su presente y su futuro, entre otras muchas cosas que fueron surgiendo según avanzaba la conversación. Y aquí está el resultado:

SR: Estáis en una racha imparable, este es el quinto disco que sacáis en sólo tres años.

HR: Hacer las canciones cuesta lo suyo como siempre pero lo de grabar es ahora aún más fácil. De los tres que somos en el grupo, dos tenemos estudio (GuitarTown / Tutu Estudios). No hay que quedar con nadie ni pedir presupuesto…

SR: Y estáis bastante a mano unos de otros, os tenéis casi a tiro de piedra, literalmente, ¿no?

HR: No, bueno, estamos a 200 kilómetros, porque el bajista, Sergio, es asturiano, pero está bien porque así ensayamos poco pero cuando lo hacemos lo aprovechamos a tope (risas).

SR: Pues muy bien, porque el tiempo vuela: Carpe diem, a tope. Estáis en un momento muy activo.

HR: Es nuestro oficio, ¿qué otra cosa podemos hacer?

SR: Mejor ser como Neil Young, sacando discos constantemente, que no como los Rolling Stones, que tardan 20 años en sacar uno…

HR: Aparte, como vivimos en el mundo inmediato este, tienes que estar soltando cosas constantemente. Al algoritmo de Spotify le gusta mucho más que saques un single al mes que no un disco al año.

SR: Si no, caes en el olvido rápidamente.

HR: Claro, y eso es una mierda. Estoy harto de tener que dedicar un día a la semana a las redes y demás, pero bueno, se ha convertido en otra de las facetas del oficio…

SR: …porque lo llevas todo tú, lo que escribes, los textos, se ve que son de tu puño y letra. 

HR: Juan Palomo, es lo que tiene…

SR: Por otro lado, también lo controlas tú, pero sí es verdad que te quita un tiempo.

HR: Sí, desde luego, porque alguna vez que hemos probado a subcontratarlo, me di cuenta de que publicaban demasiadas cosas que nosotros nunca diríamos. Y se expresaban de una forma en que nosotros no lo haríamos, y se me hacía incómodo.

SR: Pierdes el toque personal de conectar con el público directamente, de decir lo que quieres decir, y cuando tú crees que debes

HR: Claro. Y sobre todo con mis palabras y mi forma de expresarme.

SR: Parece que os ha sentado muy bien el regreso al formato primitivo y original de power trio

HR: La verdad es que ha sido una decisión dura en su momento pero de lo más acertada vista con perspectiva. Y lo mejor es que a nuestro público también le ha gustado mucho esa remusculación del grupo. Estamos súper a gusto y los conciertos van muy bien porque hay un entusiasmo compartido que nos encargamos de transmitir. La gente que va a vernos sale encantada, y aunque pueda sonar exagerado, todavía nadie me ha dicho que le gustaba más el cuarteto.

SR: Sobre todo los fans de vieja escuela, que siempre os conocieron como trío…

HR: Sí, bueno, a ver, el cuarteto llevaba casi 20 años. Muy viejos tenían que ser, casi tanto como nosotros, para acordarse de eso (risas). Pero hay mucha gente que nos ha visto toda la vida, o su juventud, como cuarteto, y ahora han llegado a su edad madura y han dicho, hostia, el power trío este, tienen unos huevos de cojones.

SR: El tiempo vuela, y han pasado ya unos años…

HR: Sí, han pasado tres años ya.

SR: Y ahora, en un nuevo giro, recuperas canciones del siglo pasado, de la época de Hank. El guionista de vuestra historia se lo curra…

HR: Son unas canciones que me di cuenta de que así, de vez en cuando, 20 años después todavía las tarareaba y me acordaba de los estribillos aun no estando grabadas ni nada. Llegó un momento en que me dije: igual hay que hacerlas justicia. Me pareció que encajaban muy bien con el formato actual de Los DelTonos. Y ahí están, grabadas por fin. Son como estos discos un poco especiales que hacemos a veces, como los Six Packs o “`96”. Una especie de pequeño desvío del camino, pero no mucho. 

SR: Es verdad que son de hace más de 20 años, del siglo pasado, pero suenan actuales, aunque tengan ese aire noventero, esas melodías que suenan muy de entonces y te pueden recordar a los Lemonheads, o incluso a Los Planetas, o a otras cosas de la época… 

HR: Es que es lo que dices, que son canciones que a mí me parecían muy actuales. Suelo intentar estar un poco al día, también de grupos nacionales. Casi todo me produce urticaria directamente pero el otro día me crucé con un grupo, Cala Vento, que escuchándolos de reojo me recordaban en cierta forma a Hank. Dentro de su rollo, pero había un cierto… algo. De todas formas, las canciones que nosotros editamos son canciones de ahora y aunque solo sea por eso ya nos hace un grupo actual. 

SR: ¿Estaban ya definidas en las grabaciones que tenías o las habéis tenido que revisar?

HR: No, cualquier Día de los Inocentes pondré en descarga gratuita las demos para que la gente vea cuánto se parecen realmente. No hemos cambiado casi nada. Incluso de intensidad y todo, están muy parecidas, musical e instrumentalmente. No ha habido cambios de arreglos, si acaso los bajos un poco más currados en alguna. Ha habido dos canciones al final del disco que, sobre todo una, nos pareció muy complicado volver a ese paisaje sonoro concreto. Ahí, lo que hice fue remezclar la demo original en ocho pistas que tenía y la que cierra el disco es una demo de casete de cuatro pistas. Además, esas dos son un pequeño homenaje porque tocan los miembros originales de Hank, que eran Iñaki García, a la batería, y Bernie Bustillo al bajo y con eso ya cerramos el círculo. 

SR: Y ahora lo estáis presentando, haciendo bolos en salas, pero luego vendrá el verano…

HR: Sí, aunque ahora mismo una cosa que complica la logística es la saturación de los sitios para tocar por exceso de demanda. Y a veces es difícil, aunque lo hagas con cierta antelación, conseguir los sitios adecuados para organizarte. Muchas de las salas las estamos dejando para otoño. Hemos hecho Barcelona, Zaragoza, Lleida, Guadalajara, Valencia, Castellón, pero lo que es todo el resto que falta lo haremos después de verano, tranquilamente.

SR: Supongo que tendréis también festivales y tal…

HR: Sí, sí. Hay cosas de verano. Aunque bueno, en verano hace mucho calor para andar por ahí, por esas carreteras de Dios. Se disfruta, pero se agradece cuando estás de vuelta en Cantabria y te vas a la playa… (risas).

SR: Claro, es que estáis ahí en un extremo del mapa y cuando llaman hay que intentar cuadrar para aprovechar el viaje, si vas un fin de semana ir a dos o tres sitios que pillen cerca. 

HR: Y más con los precios actuales del combustible y los alojamientos…

SR: Y lo de salir por ahí a tocar fuera, sí que hubo una época que salisteis, creo recordar…

HR: Fuera de España sólo he salido con Los Míticos GT´s. Un año hicimos dos fechas en Alemania y otra vez hicimos otras tres, también en Alemania. Así, por el rollo tozudez y pasarnos un fin de semana en la furgoneta y partiéndonos la caja de risa. Con Los DelTonos nunca ha habido el contacto correcto para poner esa primera pica en Flandes – por ejemplo, que sería un sitio estupendo para ir a tocar. Ha faltado alguien que nos ponga en ese mercado. 

SR: Yo creo que encajaríais muy bien en esos circuitos de festivales, a lo mejor no en los monstruosos de grandes magnitudes, que también, pero en festivales así más pequeños…

HR: Mi visión tiene que ser que nosotros encajemos de puta madre en cualquier parte.

SR: Aparte de que no sois un típico grupo español con un sonido muy de aquí, que tal vez tenéis un sonido, digamos, más internacional.

HR: Ese es nuestro pequeño limbo, que de alguna manera sé que siempre ha sido un poco freno. Cuando éramos un poco más country americana, pues éramos demasiado flojos para los rockeros. Cuando hemos sido más rockeros, éramos demasiado ruidosos para los otros. Entonces, ese navegar entre dos aguas ha sido un poco putada a veces, pero es lo que hay. Las canciones no te preguntan cuando aparecen: “- Hola, ¿puedo? – No, tú no.” 

Mi visión es la misma desde hace muchos años. Haz lo que creas lo correcto. Lo que mantiene la ilusión es todo lo bueno que queda por venir. Hemos grabado hasta ahora creo que son 20 discos. Por mí llegaremos por lo menos a 25, o 30. El pasado está bien, pero sobre todo para intentar no repetir errores pasados y, por lo demás, para apoyarte, para saltar para adelante. 

SR: Yo creo que también os pegaría el rollo de ir, por ejemplo, al Reino Unido a hacer gira por pubs y clubes.

HR: Igual al Reino Unido menos, porque son un poco tontorrones con lo de su idioma, aunque yo podría cantar en inglés. Pero en el resto de Europa yo creo que no hubiera habido ningún problema. De todas formas, nos queda mucho por conquistar en este país. Aquí, lo que se ha aceptado como “rock” es salvo escasas excepciones una especie de amable blandiblurriez liviana que no moleste mucho…. Nosotros tenemos canciones de lo más cantables, pero no tenemos estribillos que sean sólo a base de vocales, y no tenemos canciones de” nena, nena” y “¿Qué hago aquí esta noche en este bar?” En el primer disco había letras de chavales, pero ya pasan los años y hay un tiempo para cada cosa. Intentamos que las letras sean un poco más elaboradas. No estoy yo para decir que sean ni mejores ni peores, pero por lo menos un poco más elaboradas.

SR: Keith Richards decía que todos estos que dicen que hacen rock, pero nunca han escuchado blues, al final lo que acaban haciendo es pop.

HR: Realmente, a veces es ligeramente chinante saber que tienes canciones que objetivamente le podrían gustar a mucha más gente pero que tal como está el sistema es difícil que se crucen con ellas y que es complicado hacérselas llegar. Lo único, por decir algo, “bueno” de las redes, es que si consigues incrustarte en listas de reproducción de, llamémoslo otra vez, rock amable, y de repente sales tú y la gente levanta la ceja y dice “Hostia, esto mola. Es un pelín más guitarrero pero, joder, la letra mola, el estribillo es cantable. ¿Por qué no conozco yo a estos?” y de repente te quedes en su mundo.

SR: Sí, no es fácil hacerles salir de lugares comunes, que es lo que está más implantado y lo que más fácilmente colocas a la gente. Lo primero es tener acceso a algo, nadie puede gustarte si no llegas a escucharle.

HR: Yo siempre lo he dicho. Estamos con la eterna polémica de si el rock ha muerto, el rock no ha muerto, que es una chorrada, pero lo que es cierto es que no hay ningún tipo de música más fácil de contagiar que el rock. No hay un chaval en el mundo que si le pones AC/DC no se ponga a bailar como un poseso. Pero ahora mismo, volviendo al léxico pandemial, no hay donde contagiarse.

SR: Sí, cada vez es más complicado hasta en una ciudad como Madrid, que somos unos cuantos millones de personas, y al final somos a lo mejor 500 las que vamos a los conciertos de cierto tipo de música que se sale un poco de los cánones.

HR: Alegraos, porque en Barcelona, que también vive bastante gente, me dicen que cuando están todos, pero todos, todos, todos, son la mitad…

SR: El público del rock menos comercial, o un poco más marginal, en una ciudad de millones de habitantes deberían ser al menos unos miles de personas. Y al final ves que probablemente no llegamos ni a un millar, somos sólo unos cientos. 

HR: El quid de la cuestión está en el cambio de la actitud hacia la música de las últimas generaciones. De ser la música en directo una parte de tu vida y de tu diversión del fin de semana y decirte: para empezar el finde lo primero voy a ver un concierto de lo que sea, ahora ya hemos pasado a hablar de asistir a eventos… 

SR: Sí, o de experiencias…

HR: Sí, de tener experiencias. El rock y sus aledaños son la música más natural. Entras en cualquier sitio que haya rock y estás a gusto… Por supuesto la pandemia ha hecho mucho daño, porque ciertas generaciones de público sobre todo “rockero” se pegaron con superglue al sofá y yo creo que solo hemos conseguido despegar del sofá a la mitad de ellos. Los otros ya se han acomodado a su rollo y ya no van a salir de ahí aunque no vamos a darles por perdidos, que lo sepan…

Y luego los omnipresentes macrofestivales son lo que son: música a granel. Los festivales establecidos, apostando cero por el recambio, o sea, festivales con larga tradición, cuando se despeñe el último dinosaurio, ¿a quién van a traer? Si no han hecho nada para repoblar ni el público, ni los gustos del público.

SR: Sí, este año hay bastante polémica, porque vaya gente como Arde Bogotá al Azkena 

HR: Bueno, seguramente sean de su oficina, y es por eso, y ya está. Tampoco hay que darle más vueltas.

SR: Precisamente ahora Arde Bogotá han hecho también una colaboración con Bunbury, que han hecho ellos una canción con Bunbury, y Bunbury una con ellos.

HR: Es otra cosa que se lleva mucho hoy en día, y viéndolo desde fuera la mayoría de “colaboraciones” me parecen forzadas y antinaturales pero qué sabré yo…

SR: Yo creo que es otra moda, y otra forma de marketing. Se empezó a hacer mucho entre raperos y tal, en Estados Unidos. Aquí se ha importado esa moda, esa costumbre, como que vendes a los dos a la vez. Es un 2×1, un 3×1, los que quieras meter. En general, parece muy artificial.

HR: Y en conciertos también pasa mucho. Se anuncia un artista y de repente: no, pero vienen de invitados tal, tal, tal y tal… ¿Y qué pasa? Si no, ¿no tocarías? ¿No confías en ti y tus canciones? 

SR: Parece que te dan algo de más, como cuando te vienen los regalos en las bolsas de patatas. 

HR: A mí me parece peligroso. Está bien hacerlo de vez en cuando, pero… Claro, el problema es que yo lo veo así porque tengo amigos musicazos pero no tengo amigos famosos (risas).

Otra cosa que me parece muy triste también, y que me parece que va en contra de normalizar el oficio de músico y de equipararlo salvando las distancias a los demás oficios, es cualquier tipo de gira de aniversario. ¿qué hay que celebrar exactamente? Celébralo cuando consigas jubilarte, si es que lo consigues. Entonces tendrás algo que celebrar. Comparando con otros oficios del ramo nunca he visto que un fontanero haya celebrado el aniversario de haber puesto una tubería, ni he visto cavar la zanja de celebración de tres décadas cavando zanjas…

Esta mañana, mirando las redes, veo que un grupo sin actividad desde hace mucho ahora celebraba su nosecuantos aniversario. Si tú paras, ese tiempo deja de contar, ¿no? Digo yo… 

SR: Parece que hay músicos que lo dejan, que tienen otro trabajo, y cuando se jubilan de eso vuelven a la música.

HR: Estupendo, pero con el contador a cero. Sino es hacerse trampas al solitario (risas)

SR: Quizá también tenga que ver con lo que hablábamos de vender a la gente experiencias…

HR: Mira, por ejemplo: hemos tocado en Valencia hace cosa de un mes y me he encontrado en YouTube que un chaval ha estado aguantando su móvil en un lado del escenario, durante todo el concierto.1 hora y 40 minutos. Ha documentado todo ese show y tengo que agradecérselo especialmente porque he podido comprobar en algunas canciones qué pedales pisaba y en qué orden que a veces me lío (risas). Eso es ser un fan y es un rollo respetuoso pero yo no acabo de entender a la peña que está con el móvil levantado bloqueando la vista a los que tiene detrás… ¿Para qué? Quédate con el momento, absorbe el momento. Esa es la verdadera experiencia.

Estos meses atrás he vuelto a ver una vez más a artistas que siempre me han encantado, como Bill Kirchen y Barrence Whitfield, y la verdad es que tengo que reconocer que había relativamente pocos móviles, lo cual me ha parecido estupendo.

SR: Yo a veces grabo alguna canción para luego subirla a Youtube y meterla en la crónica. Pero sí que es verdad que, a veces, cuando es una canción un poco larga, dices: yo no vengo aquí a un concierto a estar viéndolo en una pantalla y sosteniendo el móvil.

HR: Yo no saqué fotos ni a NRBQ cuando por fin conseguí verlos porque estaba demasiado ocupado flipándolo. Se me hubiera caído el móvil (risas)

SR: Bueno, al final cada cual tiene sus manías, o sus adicciones, mientras no molestes al resto…

HR: Por seguir en estos tiempos “modernos”, desde el punto de vista del músico currante me da la impresión de que se ha hecho casi imposible empezar una carrera desde abajo, sufriendo en antros.

SR: Yo lo que alucino es con la gente que acaban de empezar y ya van de sobrados, que sacan su primer disco y ya quieren presentarlo en el WiZink. Lo de “hacer un WiZink” es ya como algo muy asequible para todo el mundo – aunque sea de mentira, que lo reduces a la pista sin asientos – pero dices, llena La Riviera primero, es más, llena primero la sala El Sol, o Moby Dick, o el Gruta…

HR: Hay más de uno que ha hecho sold out en ese “WiZink pequeño”, pero mete a cuatro gatos en el resto de la gira que no es ni por salas, es por bares. Pero eso es la burbuja de las redes sociales, que tienes que estar ahí todo el rato, vendiendo hielo en el polo norte. Yo hablo con gente que nos sigue por redes y me dicen: hostia, es que no paráis en casa. Y no me quejo, tocamos bien pero requiere mucho esfuerzo y tiempo mantener ese fuego caldeado…

SR: Y eso aquí en España pasa mucho, si desapareces un poco caes en el ostracismo, y adiós.

HR: Por eso yo me quito el sombrero y beso los pies de todos los seguidores de Los DelTonos, porque son más fieles y más majos que la hostia. El otro día me encontré un taco de carnés del Club Enfermo, que hablamos del año 91, y había que mandar una foto por correo postal, y me he encontrado a peña, al menos la mitad de ese taco, que siguen siendo clientes habituales, y en cuanto sale cualquier cosa son los primeros que lo compran. Eso es una fidelidad que es imposible agradecer con palabras. 

SR: Y esa gente cuando vais a su ciudad hacen lo que sea para ir a vuestro concierto, y es de las pocas cosas que les hacen salir o moverse.

HR: Eso es, eso me maravilla. Y por eso nosotros nos esforzamos también en que cada disco sea distinto, no repetir fórmulas, siempre hacer algo que sea fresco, sea lo que sea esa palabra, algo que te anime. Eso siempre es un reto, y una meta.

Porque, a veces lo pienso, y me rio para mis adentros, si yo llevara desde el 91 dependiendo del “Hombre Enfermo” ahora mismo seguramente sería una persona bastante triste, probablemente alcohólica, y tocaría en la Orquesta Los DelTonos, que para camuflar se llamaría “3 Hombres Enfermos, el único grupo homenaje oficialmente autorizado por la banda” y sería una puta mierda. Porque otra cosa digna de un estudio sociológico es la pasta que paga la gente por ver a orquestas monotemáticas… ¡Ah, no! Que se llaman grupos tributo (risas). Pero bueno, el público es soberano y eres tú el que tiene que encargarse de hacerles una propuesta más atractiva y luminosa que una orquesta de esas que les haga mover el culo hasta tu concierto…

A partir de aquí seguimos divagando sobre el arraigo de las orquestas en nuestras fiestas populares, y su vigencia actual con una notable presencia en las recientes fiestas patronales de Madrid, con lo que la conversación se nos acabó yendo un poco por las ramas entre degustaciones cerveceras, y el tiempo también se nos acababa, así que nos emplazamos a vernos por la noche en el concierto, y a seguir charlando – cervezas mediante – en cuanto vuelva a haber ocasión.

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