LOS DELTONOS

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El rock sigue teniendo su rol
Sala Villanos, Madrid 17 Mayo 2024
Fotos y texto: Javi G. Espinosa

Una vez más, Los DelTonos nos visitaban para descargar su saludable grasa sonora en la capital. La cita era en la que probablemente sea, a día de hoy, la sala con el mejor escenario de Madrid. Ya era un placer ir a ver conciertos en la antigua sala Caracol, y desde que ahora se ha convertido en sala Villanos, lo es aún más. En pocos sitios se cuida tanto el sonido, y las luces, y eso siempre es de agradecer.

El motivo de esta nueva incursión era la presentación de su nuevo álbum, «Evolución» (2024), que en realidad son canciones que ya existían desde finales del siglo pasado, en la época que Hendrik grabó un par de álbumes bajo el nombre de Hank, un alter ego con la apriencia de un hermano pequeño con el que compartía (lógicamente) un asombroso parecido físico, gafas aparte. De aquel proyecto quedaron un puñado de temas que nunca llegaron a editarse como tercer disco, pero que a Hendrik le seguían dando vueltas por la cabeza, hasta que decidió que era el momento de que vieran la luz.

Con el regreso al formato primitivo y original de power trío la banda se ha metido en una imparable sucesión de conciertos y discos (cinco álbumes publicados en tres años) que les mantiene en una excelente forma. El trío suena como un tren expreso que te pasa por delante y te vuelve la cabeza del revés, dejándote con los pelos revueltos y cara de asombro. Un huracán sonoro que tira de oficio y no necesita de florituras ni adornos para sacudir y emocionar.

Son ya casi cuarenta años de carrera, que se dice pronto, y como el propio Hendrik nos decía, no es fácil escoger cada noche unas veinte canciones entre las más de trescientas que tienen ya editadas. Empezaron con temas de su álbum anterior, «Mueve!» (2023), pasando a recordar alguno de sus primeros himnos, como la mítica «Qué podríamos hacer«, y a renglón seguido fueron estrenando esas viejas canciones ahora recuperadas, para lo cual Hendrik recuperó aquellas gafas de pasta, convirtiéndose de nuevo en Hank por un rato.

Si bien esas canciones tienen un innegable aire que nos remite a los sonidos de los ’90 (rollo indie, que decía Eric Jiménez) no es menos cierto que tienen el sello de Hendrik, ese que da unidad al final a todos los proyectos musicales personales que lleva a cabo. Por eso siguen sonando frescas y encajan perfectamente con el resto del repertorio.

Casi dos horas de viejos y nuevos himnos, de blues y de rock con mucho carácter y sin ninguna concesión, de actitud y de oficio sobre el escenario, con ese humor y esa ironía que destilan los versos de todas sus canciones, parte indispensable ya del ADN musical de varias generaciones de entusiastas seguidores. Y es que Los DelTonos pueden presumir de tener una afición fiel como pocas, que sigue creciendo como una gran familia y que espera con devoción cada nueva visita y cada nueva entrega discográfica, y que últimamente no puede estar más contenta en ambos sentidos. Y lo que nos queda, así que aquí seguiremos mientras aguantemos.

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