ROSKILDE 2024
Días de música, comunidad y emociones inolvidables

3, 4, 5 y 6 de Julio 2024
Roskilde (Dinamarca)
Texto y Fotos: Álex García
El Festival Roskilde, ese gigante nórdico que desde 1971 ha sido testigo de algunos de los momentos más icónicos de la historia de la música, volvió a abrir sus puertas en 2024 para celebrar su 53ª edición. Este año, el evento se consolidó no solo como un festival musical, sino como un fenómeno cultural que reunió a más de 130,000 almas bajo el lema de la diversidad, la sostenibilidad y la comunidad.
Durante ocho días, del 29 de junio al 6 de julio, el recinto se transformó en un universo paralelo donde la música fue el hilo conductor, pero donde el arte, la conexión humana y el respeto por el medio ambiente fueron igualmente protagonistas. Tenemos que resaltar la importancia que año tras año están consiguiendo las performances, reuniendo a gran número de asistentes al festival en cada puesta en escena.
En esta crónica, nos centraremos en los días centrales del festival, del 3 al 6 de julio, donde el cartel desplegó una mezcla explosiva de géneros, desde el pop más brillante hasta el rock más visceral, pasando por el hip-hop, el indie y las propuestas más vanguardistas. El tiempo, caprichoso como siempre en Dinamarca, jugó tan sólo a favor de la música, porque esa nunca falla en Roskilde, con breves horas soleados que poco invitaron a disfrutar de los espacios abiertos y continuas lluvias que trastocaron por momentos el «planing» de los asistentes.







3 de julio
El miércoles de Roskilde 2024 arrancó con una energía electrizante. El sol brilló sobre el recinto, y el ambiente en el campamento ya era palpable desde primera hora. La jornada estuvo marcada por el pop en todas sus formas, desde el más comercial hasta el más experimental, y por la diversidad de propuestas que demostraron por qué Roskilde es un festival que apuesta por la pluralidad.
Doja Cat fue, sin duda, la gran atracción de la noche. La estrella estadounidense subió al escenario Orange con una producción visual deslumbrante y un setlist que recorrió sus mayores éxitos, desde «Say So» hasta «Paint the Town Red». Doja no solo cantó; performó. Con coreografías impecables, cambios de vestuario y una conexión con el público que rozaba lo místico, demostró por qué es una de las artistas más importantes del pop actual. Su versión de «Kiss Me More» con un coro improvisado de fans fue uno de los momentos más emotivos del día.
Antes de Doja, Tyla había puesto a bailar al público con su mezcla de pop africano y R&B. La sudafricana, que ha irrumpido con fuerza en la escena internacional, deslumbró con su energía y su voz seductora. Su tema «Water» se convirtió en un himno instantáneo, con miles de personas coreando cada palabra y moviéndose al ritmo de su baile.
En el escenario Avalon, Jessie Ware ofreció una de las performances más elegantes y sofisticadas del festival. Con su voz aterciopelada y un repertorio que incluyó temas de su último álbum, la británica llevó al público a un viaje emocional que combinó el house, el disco y el soul. Su versión de «Free Yourself» fue un momento de liberación colectiva.







Por su parte, Bar Italia trajo su indie rock melancólico y enigmático al escenario Apollo. Con guitarras reverberantes y letras introspectivas, la banda londinense conquistó a un público que abarrotó la carpa para escuchar temas como «Nurse!» y «Pointless Birthday».
En el ámbito más experimental, Decorticate y Isabella Lovestory ofrecieron performances que desafiaron los límites del género. Decorticate, con su mezcla de noise y punk, fue una descarga de adrenalina pura, mientras que Isabella Lovestory llevó su hiperpop latino al siguiente nivel con una puesta en escena llena de color y provocación.
El día cerró con Sam Lee, quien, acompañado únicamente por su banjo y su voz, ofreció un concierto íntimo y conmovedor en el escenario Gloria. Su versión de «The Moon Shines Bright» bajo las estrellas fue un recordatorio de que, en Roskilde, la magia puede encontrarse en los momentos más simples.






4 de julio
El cuarto día de Roskilde fue una muestra perfecta de la diversidad que define al festival. Desde el hip-hop más crudo hasta el indie más delicado, pasando por el techno más abrasivo, la jornada tuvo algo para todos.
21 Savage fue el encargado de llevar el hip-hop al escenario Orange. Con su flow impecable y una presencia escénica que impone respeto, el rapero británico-estadounidense repasó sus mayores éxitos, desde «Bank Account» hasta «a lot». Su colaboración sorpresa con **Noname**, quien había actuado horas antes en el escenario Avalon, fue uno de los momentos más celebrados de la noche. Noname, por su parte, había conquistado al público con su poesía rap y su mensaje político, demostrando que el hip-hop puede ser tanto una fiesta como una herramienta de cambio social.
En el ámbito indie, Belle and Sebastian ofrecieron un concierto lleno de nostalgia y ternura. El grupo escocés, con su pop orquestal y sus letras llenas de historias cotidianas, logró crear una atmósfera íntima en medio del caos del festival. Su tema «The Boy with the Arab Strap» fue coreado por miles de voces, creando un momento de comunión única.
The Last Dinner Party, una de las bandas revelación del año, demostraron por qué están en boca de todos. Con su indie rock dramático y teatral, las británicas conquistaron el escenario Apollo con temas como «Nothing Matters» y «Sinner».







En el ámbito más experimental, Violent Magic Orchestra y Brutalismus 3000 llevaron el techno y el EBM a nuevos extremos. Mientras que el primero ofreció una performance llena de oscuridad y ritualismo, el segundo puso a bailar al público con su mezcla de beats industriales y melodías pegajosas.
La noche cerró con Skrillex, quien, en su regreso a Roskilde, ofreció un set que combinó sus clásicos con nuevos temas. Con una producción visual deslumbrante y un sonido que hizo temblar el suelo, el productor estadounidense demostró por qué sigue siendo uno de los nombres más importantes de la escena electrónica.




5 de julio
El quinto día de Roskilde fue una celebración del rock en todas sus formas. Desde el grunge más clásico hasta el indie más contemporáneo, la jornada estuvo llena de momentos memorables.
Foo Fighters fueron los encargados de cerrar la noche con broche de oro. Dave Grohl y compañía ofrecieron un concierto lleno de energía, emociones y, por supuesto, rock. Con un setlist que incluyó temas como «Everlong», «The Pretender» y «My Hero», la banda estadounidense demostró por qué sigue siendo una de las más importantes del mundo.
Antes de los Foo Fighters, Kim Gordon había llevado su arte sonoro al escenario Avalon. La leyenda de Sonic Youth ofreció una performance llena de experimentación y ruido, recordándonos que el rock no tiene por qué ser convencional para ser poderoso.
En el ámbito indie, Alvvays conquistaron al público con su pop shoegaze lleno de melancolía y belleza. Su tema «Archie, Marry Me» fue uno de los momentos más emotivos del día.
El día también tuvo espacio para el humor y la irreverencia de Tacobitch y el hip-hop provocador de Sexyy Red, quienes demostraron que el festival es un espacio para todas las expresiones artísticas.




6 de julio
El último día de Roskilde 2024 fue una mezcla perfecta de emociones. PJ Harvey ofreció una de las performances más intensas y poéticas del festival, mientras que **Gloria Groove** llevó su pop brasileño al escenario Orange con una energía arrolladora.
El cierre estuvo a cargo de Jane’s Addiction, quienes, con su rock psicodélico y su actitud irreverente, pusieron el broche de oro a un festival que, una vez más, demostró por qué es uno de los más importantes del mundo.
Roskilde 2024 fue, en definitiva, una celebración de la música, el arte y la comunidad. Un lugar donde, durante ocho días, el mundo pareció detenerse para dar paso a la magia.



