THE ROOTS

The Roots congregaron a un público de lo más diverso, y podríamos decir que bastante juvenil, aunque de edades dispares. Salieron a escena puntuales, como siempre ocurre aquí en las Noches del Botánico, un plantel de diez músicos en total, y se mostraron desde el principio imparables y arrolladores, sin dar respiro alguno.

De hecho, era imposible saber donde acababa una y empezaba la siguiente, aquí no hay cortes ni pausas, y después de quince minutos en el foso nos indicaron que había que marcharse ya, porque no había manera de delimitar las tres primeras canciones que habitualmente se pueden fotografiar.

No fue hasta casi una hora después de empezar el recital cuando pararon por primera vez ¿unos diez segundos? Y eso para dejar a la gente meter baza un poco, y acto seguido volver a enganchar el mismo ritmo que venían marcando.

El resultado fue, por llamarlo de alguna manera, 2 horas (clavadas) de funky jam / hip hop party / big band / sound system, pero yo creo que se podrían haber tirado 10 o 15 horas tocando (les veo muy capaces) y al final hubiéramos amanecido allí, aunque seguramente nos hubiéramos ido antes a casa nosotros, por agotamiento.

Aquí hay momento y lugar para que todos y cada uno de los músicos se luzca y se explaye, desde la tuba al guitarrista pasando por los teclados y las percusiones. En esos ratos era cuando aprovechaba para descansar un poco el MC, inasequible al desaliento, toda la noche sin perder el flow.

Entre improvisaciones, solos y guiños a clásicos, nos fueron llevando por territorios sonoros a veces insospechados, de los más melódicos a los más contundentes. Y no solo es un espectáculo escucharles: verles tocar es otro verdadero espectáculo, conectando todo el rato con el personal y siempre dispuestos a dar un nuevo giro y cambiar de palo y de ritmo para sorprendernos.

Esta gente suena como les da la gana, y se pueden alargar o encoger lo que quieran. Son unos verdaderos maderfakers que funcionan como un reloj, una máquina automática de crear y procesar sonidos para convertirlos en felicidad para el alma. Muy grandes The Roots, todos y cada uno de sus miembros por separado, y enormes cuando echan a rodar todos juntos.