TEXAS
Real Jardín Botánico Alfonso XIII, Madrid 30 junio 2025
Texto y fotos: Javi G. Espinosa

Texas habían vendido rápidamente todas las entradas para su concierto en las Noches del Botánico, y efectivamente, no quedó un solo asiento vacío, y la pista se veía también cubierta totalmente de cabezas, con poco margen para moverse. Con puntualidad británica (de Glasgow, en este caso), al filo de las diez de la noche se apagó la música de ambiente y empezaron a salir a escena los músicos. La última, ella, claro: Sharleen Spiteri, voz y alma de esta banda desde hace casi cuarenta años. Contagiando alegría, derrochando simpatía y conectando con la gente desde el primer momento.




Los escoceses siempre han sido una banda muy querida en España, donde ellos se sienten como en casa. Salvo por el calor, que era de lo único que se quejaba Sharleen todo el rato – y eso que este recinto es uno de los más frescos y agradables que hay en estas fechas en Madrid. Dos canciones aguantó con su bonita chaqueta roja, lo que tardó en descolgarse su no menos espectacular Gretsch, de un llamativo verde brillante.






Sharleen es de verbo fácil, y enseguida empezó a contarnos cuánto disfrutan aquí comiendo y bebiendo, agradeciendo la acogida que siempre tienen en nuestro país. A pesar de su marcado acento, no le costó hacerse entender, de hecho iba hablando y bromeando con la gente de las primeras filas, llegando a aceptar una cerveza y un abanico que le ofrecían, y hasta firmó un disco allí mismo al borde del escenario.




Su fórmula de pop brillante y luminoso con querencia por el soul y tendencia al baile no será demasiado original, pero lo hacen tan bien, y además le dan ese sello particular y característico que les hace irresistibles. Y aunque no hayas seguido atentamente toda su trayectoria, la mayor parte de sus temas te resultan familiares al irlos escuchando. El repertorio se centró más en los primeros discos, los del siglo pasado, con sus clásicos más universales, aunque con presencia también de unos cuantos temas actuales, como «Hi», «Let’s work it out» o «The conversation».



Musicalmente, su propuesta siempre ha sido muy variada, y en directo ganan en intensidad y potencia. Ayuda a ello la consistente banda que le respalda, con Ally McErlaine en la guitarra y Johnny McElhone al bajo desde siempre, más Eddie Campbell a los teclados y la joven Cat Myers, formidable en la batería. La propia Sharleen se sentó a los teclados un par de veces a lo largo de la noche también, mostrando su versatilidad instrumental.






Muy locuaz toda la noche, igual nos contaba las aventuras de su hja en Glastonbury (no es lo mismo ir con tu madre que va a actuar en el festival, que ir con tus amigos como una más del público, ni mucho menos, claro) que nos decía lo torpes que son en el resto de Europa dando palmas, o lo contenta que estaba de seguir vendiendo discos y haciendo giras sin tener que lamer el culo a nadie. Como si se estuviera poniendo al día con unos amigos a los que hace tiempo que no ve, así es ella de cercana y directa.






Como decimos, alternó momentos muy tranquilos, como «In demand», en acústico y acomapañada solo por guitarra y batería mientras pedía que todo el mundo encendiese las luces de los móviles, con otros mucho más fogosos como «Summer son», antes de despedirse con «Say what you want» para volver enseguida y rematar la noche con «Inner smile» y una espectacular versión de «Suspicious mind». Un broche inmejorable para cerrar una gran noche.











