QUEEN + PAUL RODGERS

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The Cosmos Rocks

o verdaderamente triste de los “Queen” de hoy en día no sólo es su descarado amor por el verde papel subiéndose al indeseable carro de las reuniones y el “todo vale”, sino, como le ocurre a artistas como U2 o Bruce Springsteen, un público que les pasa todo.

Principalmente porque no son su público; son oyentes de Kiss FM a los que les sobran dedos de la mano para contar sus canciones favoritas de la banda, y que sin embargo se sienten fans y acuden en masa a sus conciertos para poder entonar aquello de “yo vi a Queen”. Todavía recuerdo su último paso por el Palacio de Deportes madrileño, donde el 99% de los asistentes desconocían por completo quién era Paul Rodgers, y mucho menos llegaban a saber siquiera tararear canciones emblemáticas de los grupos que le dieron su merecida fama, véase Free o Bad Company. Fans del rock de toda la vida, vamos. Pero ese es otro tema.

El que nos ocupa es que estos “no Queen” han traspasado la línea que separa la vergüenza de la decencia y se han decidido a grabar un disco… y encima no es un mal disco. Difícil también que de una unión de talentos tal surgiera algo que no fuera como poco mínimamente aprovechable. De ahí que mi única pega aquí (que no es poca) es que esto se edite bajo el nombre de Queen, por mucho que aparezca apuntado Paul Rodgers debajo. Un más que adecuado “May, Taylor & Rodgers” hubiera bastado para mantener la dignidad. Pero claro, no se habrían comido un rosco, o al menos, solo el que les dieran los verdaderos fans de Queen, que estarán en casa como lo está John Deacon.

Sin embargo, en lo estrictamente musical, ‘The Cosmos Rocks’ es un buen disco, prejuicios aparte, inundado en todos sus surcos por el talento vocal del otrora alma de blues, hoy aspirante a metrosexual, Paul Rodgers, sin duda para el que suscribe uno de los mejores cantantes de rock que ha dado la historia de esta música. Eso hace que el disco parezca más por momentos uno de los brillantes discos del vocalista como solista que un álbum de Queen, lo que lleva nuevamente a plantearse el apelativo firmante.

Y es que el comienzo es apoteósico, con un “Cosmos Rockin’” potente y cautivador en la onda de los mejores himnos de Status Quo. La guitarra de May humea y la voz de Rodgers parece una locomotora a toda máquina. “Time To Shine” tiene un aire afrodisíaco del Rodgers más místico y seductor, y “Still’ Burnin’” es un tiempo bluesero que le va como un guante a su voz, sin obviar el característico sonido guitarrero de May que le sirve de colchón. “Small” es un precioso ejercicio acústico que cocinan cual manjar que dar a saborear al oyente. Y suma y sigue. Los guiños al sonido clásico de Queen apenas sobresalen en algunos pasajes de guitarra de May (innegables en ese marchoso “Call Me”) y coros al unísono, aunque es de agradecer que, excepto en ciertos fragmentos de “We Believe”, no hayan tratado de imitar la ampulosidad épica que aportaba Mercury al conjunto. ‘The Cosmos Rocks’ tiene sus altibajos, pero es indudable que aquí hay muchas tablas y buen hacer.

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