BLACKMORE’S NIGHT – Dancer and the moon

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Más hadas y encantamientos

Novena entrega de estudio del siempre curioso proyecto folk / renacentista comandado por el insigne Ritchie Blackmore junto a su esposa Candice Night. Un tanto alejados del rollo más purista que mostraron en sus primeros álbumes, este trabajo combina algunos temas que rezuman aquel regustillo folk que bebe sobre todo de temas renacentistas clásicos con otros donde la incursión de sonidos más actuales y guitarras eléctricas dan al traste con la atmósfera que uno espera encontrar.

Tras un hiato de tres años, sólo interrumpido por la publicación de A knight in York, un disco en directo sobre el que no hace falta decir mucho, vuelven a la carga con el patrón acostumbrado: muchas melodías con gracia que permiten el lucimiento de la excepcional voz de la Night, conducidas magistralmente por los dedos del Blackmore, más algunas versiones escogidas e interpretadas con el buen gusto habitual, todo ello muy bien llevado en general, aunque a veces estropeado por abusar del giro popi del que adolecen los trabajos del dúo desde hace varios discos.

Colaborando con ellos, el habitual manojo de exóticos seudónimos: Bard David of Larchmont en los teclados, Lady Kelly de Winter en la trompa francesa, Earl Grey of Chimay en bajos y guitarras, Scarlett Fiddler en el violín y el Troubador of Aberdeen en la percusión.

Abre el disco un interesante tema muy folk, I think it’s going to rain today, versión de una interpretación de Bette Midler, seguido de Troika, basada en una popular ucraniana.

A continuación viene lo mejor del álbum, con la preciosista The last leaf, Lady in Black (el clásico de Uriah Heep en una afortunada versión), la instrumental Minstrels in the hall, Temple of the king (ese gran clásico de Rainbow en una versión demasiado eléctrica no tan afortunada, pero es que la de Dio era insuperable) y el tema homónimo del disco, Dancer and the moon, que aunque está muy bien, suena un pelín demasiado popero.

Un tema instrumental bastante anodino, Galliard, da paso al cierre del disco: The ashgrove, tradicional galesa, excelente, más el encantador par indisoluble compuesto por Somewhere over the sea (the moon is shining) y The moon is shining (somewhere over the sea), que consisten en unas variaciones sobre una melodía checa tradicional. Mejor la primera que la segunda, por estar ésta demasiado modernizada. Es probable toda esta influencia centroeuropea y similar provenga del centro de operaciones en Alemania que tiene la banda.

Cierran el álbum The spinner’s tale, basada en una melodía atribuida a Ricardo III de Inglaterra (medieval total) y la instrumental Carry on… Jon, homenaje a Jon Lord con un sonido completamente nostálgico de la época final de Rainbow, cargada de órgano al final.

En definitiva, no sorprende, pero tampoco baja el listón, más bien al contrario.

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