ENTREVISTA A HENDRIK RÖVER (LOS DELTONOS)

4

Una animada y grata charla con su nuevo disco, «Fuego», como excusa.
Entrevista y fotos: Javi G. Espinosa

Quedamos una soleada mañana de invierno en el centro de Madrid con Hendrik Röver, compositor, cantante y guitarrista de Los DelTonos, para charlar sobre su nuevo disco, “Fuego” (Guitar Town Recordings / Folc Records, 2019):

Aunque decía el viejo Bo Diddley que no hay que juzgar un libro por la portada, es lo primero que se ve. Está muy chula, la foto del soplete: es original, sobria pero impactante.

 Sí, ¿verdad? La foto es de Javi, el batería. Tuvimos la suerte cuando cambiamos de batería de que conseguimos además un fotógrafo impresionante. Dos pájaros de un tiro.

¿Había hecho ya alguna portada más?

 Portadas, no. Esta fue porque me encontré en el taller de mis padres este viejo soplete de gasolina y le dije: “Javi, vamos a hacer unas fotos a ésto”.

Ya teníais el título de “Fuego”…

 Sí, y de repente todo se colocó: teníamos las fotos, teníamos la canción – que iba a ir en otro sitio, pero la pusimos la primera, y ya estaba todo.

El anterior disco ya empezaba hablando de fuego y de quemar cosas, en “Sur”.

 Al final, debe ser que allí en el monte siempre estamos pensando en quemar cosas (risas).

Siempre es un buen momento para quemar ciertas cosas. Y el fuego purifica.

 A veces es la mejor solución. Y yo creo que refleja también nuestro estado de ánimo: estamos on fire, y estamos encantados con el disco.

Es verdad que lleváis ya un tiempo en muy buena forma, y en primera línea otra vez, aunque siempre habéis estado ahí.

 Sí, realmente lo que nos mueve es que lo mejor está aún por llegar. El pasado estuvo bien, o mal, o como fuera, pero lo mejor está por venir. Esa ilusión es la que te mantiene atento y despierto cada día. Yo siempre he sido un tío pragmático y de ver el vaso medio lleno, y trato siempre de aplicarlo.

Siempre has sido también despierto, ágil y hábil con las letras, y con esas frases casi lapidarias que algunas podrían ser hasta eslóganes. En este disco, yo creo que mi favorita es una de “Águila”: No podréis esconderos, pero ya podéis correr”.

 Esa canción la escribí un poco en plan de coña, con este nuevo resurgir de águilas, y de repente hubo elecciones en Andalucía y me dije: ¡Ahí va! Espero no tener que ir haciendo remixes por comunidades.

Pues sí, porque el tema da para mucho, y entre tus letras, a veces crípticas o ambiguas, ésta creo que es bastante evidente para cualquiera que esté un poco avisado.

 Sí, para mí lo que define la canción es el rollo de que “un gallo listo como un látigo se ha hecho con el corral”, como que todos estos nuevos politiquillos se creen que han inventado la rueda, y se creen muy listos…

Siempre me ha gustado esa manera de escribir tuya, o la de gente como Josele o Lapido… Cada uno en su estilo, yo – que no leo poesía, sólo la escucho en canciones – creo que sois de los grandes poetas que tenemos ahora mismo. Hasta diría que sois los herederos directos del Siglo de Oro, y en general de todos esos autores con mucho ingenio y bastante mala leche, que siempre decían las cosas muy claras, aunque a veces no fuese evidente.

 Hombre, muchas gracias. ¡El rock americano es posible en castellano! Hace ya mucho que me di cuenta que la letra es por lo menos, si no más, la mitad de la canción, entonces es una cosa a la que hay que prestar la atención que se merece. Y aparte, tienes que escribir cosas que puedas seguir cantando años después, aunque hay canciones que se pueden adaptar, por ejemplo aquella canción del ’89 que es “¿Qué podríamos hacer?”, que yo en ese momento cantaba “tus padres se fueron de casa” y ahora canto “tus hijos se fueron de casa

Sí, como hace también Loquillo cantando “Tu hija no lo dice” en vez de “Tu madre no lo dice”… Con el paso del tiempo, hay que dar el salto generacional.

 Pero eso demuestra también que la canción es adaptable y ha resistido bien el paso del tiempo. Y puedas seguir cantándolo con todo el aplomo porque te la crees igual.

Hablábamos de que tal vez seáis de los grandes poetas de nuestro tiempo, pero tú realmente ¿te sientes más narrador que poeta?

 Sí, yo más bien pienso que escribo cortos. A veces me dicen: ¿No has pensado en escribir un libro? Y es que me he centrado tanto en resumir que me resulta muy difícil escribir algo extenso. Lo mío es resumir: tengo una idea para escribir y me salen a lo mejor dieciséis frasecitas, y con eso tiene que quedar suficientemente claro para que se entienda.

¿Cómo compaginas todas tus facetas – tocar, componer, grabar, giras, colaboraciones…?

 Digamos que, al final, mi oficio es la música, entonces hay muchos palos dentro de eso y yo intento disfrutarlos todos. Además, tocando diferentes palos vas descubriendo cosas que puedes aplicar a lo tuyo. Yo he aprendido mucho grabando a otros grupos, cosas que luego aplico a mis propias grabaciones. Antes yo no hablaba en los conciertos, pero me hice cantautor y tuve que aprender a hablar. Yo antes con la banda sólo mascullaba algún “gracias”, y ahora si quiero puedo disertar – aunque tampoco me dejan, pero ahora podría (risas).

Claro, se van cogiendo esas tablas y esa soltura como orador, porque no es lo mismo escribir que hablar en público.

 Sí, y eso te das cuenta sobre todo cuando vas en modo cantautor, que no puedes tocar solo tus canciones tal cual. Tienes que establecer una conexión con la gente, tienes que hablarles, tienes que contar cosas, si no es muy frío. Tiene que haber una interacción.

¿Qué tal se entienden en el estudio el Hendrik músico con el Hendrik productor cuando eres tu propio cliente?

 No suelo tener problemas, además suelo decir que Los DelTonos grabamos como si tuviéramos que pagar el estudio, no tardamos más de lo necesario porque lo tenemos todo ya muy claro. Yo suelo hacer un poco de preproducción, normalmente con Javi, luego hay una puesta en común de un par de días y solemos grabar en dos o tres días como mucho, y luego ya se dan los últimos retoques. No me gusta eternizarme en el estudio, y creo que además no tiene sentido, sobre todo si lo tienes claro, mejor acabamos y nos vamos a tocar.

La mayor parte del peso en todo el proceso la llevas tú, pero el resto de la banda también cuenta y aporta.

 Lo bueno de Los DelTonos es que, la canción que sea, en el momento que la tocamos los cuatro, de repente ya es una canción de Los DelTonos. Hay esa química, y esa canción – que podría haber ido para Los Míticos GT’s o para otro proyecto – al tocarla juntos ya suena a Los DelTonos.

No hay muchas diferencias a la hora de grabar con tus diferentes proyectos.

 No, realmente la diferencia es de horario: Los DelTonos solemos grabar por la mañana y Los Míticos por la tarde.

Y las canciones pueden tirar más desde su planteamiento para una banda o para otra, aunque dependa de hacia dónde se haga girar el sonido.

 Yo suelo decir que las canciones suelen elegir con quién se van. Yo las hago, y luego ellas eligen. Y casi siempre aciertan. La única canción que se equivocó de grupo fue “Caviar”, del disco anterior, que originalmente la tocaba ya con Los Míticos, pero la probamos con Los DelTonos y dijimos: venga, vamos a meterla. Pero al final la vuelvo a tocar con Los Míticos.

Esta actividad que llevas alternando bandas y cometidos, ¿no te crea una cierta esquizofrenia artística?

 No, no se me mezcla nada. Son estados mentales totalmente distintos.

Como si cada uno estuviera en un compartimento estanco, separado de los otros.

 Eso es. Los voy alternando. Ahora estoy con Los DelTonos, dando el empujón al disco, pero cuando el disco ya ruede y estemos tocándolo, me pondré a preparar uno de Los Míticos.

El blues, aunque sea vestido con distintos ropajes, siempre lo habéis tenido en la sangre, pero quizás hay una vuelta al blues más simple y primitivo en algunas canciones de este disco.

 Yo creo que mucho de eso es porque en este disco hay bastantes canciones en sol abierto, que es una afinación que te lleva un poco a esto, si tocas de cierta forma te lleva digamos al rock sureño, y si tocas de otra forma es como rollo blues primitivo. Es una afinación que ella sola te lleva en esa dirección, y al final a eso le das un poco de grasilla…

Pero también hay toques muy pop, por ejemplo cuando escuchas por primera vez “Ahora”, que fue el primer single, podrías esperar que suenen la voz de Álex Cooper.

(Risas) Esa canción podría haber sido también del disco “GT”, con un rollo más americana…

También se cuelan en algunos temas como “Doctor” o “Limpio” ritmos funkies, con bastante presencia de teclados, que te remiten a aquellas series y pelis de los ’70.

 Sí, en concreto de “Limpio”, el título provisional con que nos referíamos a ella durante la grabación era “Shaft”. Yo no tengo ni idea de tocar el piano, pero tengo uno en casa y me salió ese riff, luego lo desarrollé y acabó convirtiéndose en lo que suena en el disco. Además tuve la suerte de que quisiera colaborar Mikel Azpiroz, en lo que ha sido como una reunión, porque Azpiroz ya metió teclados con Los DelTonos en el 96, en el disco de los huevos (“Ríen mejor”), cuando debía tener como 17 años. Fue muy fácil currar con Mikel, aparte yo tenía muy claro también la dirección de las canciones, entonces para “Limpio” por ejemplo le dije: tú piensa en Steely Dan y en Ramsey Lewis, y él lo acabó. Y “Doctor” es mi homenaje a uno de mis grupos favoritos de toda la vida, que son Little Feat. Es por “Rock and Roll Doctor“, por Lowell George, ese rollo un poco pantanoso… Intenté hacerla todo lo Little Feat que pude, son un grupo que siempre me han gustado.

La primera escucha siempre sabe a poco, hay que ir oyendo el disco para ir apreciando los detalles, y uno ya va metiéndose en las canciones y algunas se te van quedando como favoritas. “Vergüenza” es una de las que más me gustan: ese rollo Bo Diddley de blues básico y primitivo…

 Sí, es otra canción en sol abierto también.

Me encanta la letra, más allá de lo que se cuenta, esa manera tuya de contarlo desde un punto de vista subjetivo, en primera persona, en que el narrador es el propio protagonista.

 Esa era la idea. Iba en el coche escuchando la radio, en este otoño que ha sido de escuchas por todas partes, y me surgió esa idea de alguien que piensa: ¿Te imaginas que estas burradas que estamos diciendo las estuvieran grabando? Y me dije: voy a hacer una canción de esto.

También se mencionan por ahí las redes sociales. ¿Malditas redes, benditas redes? Las amamos y las odiamos.

 El rollo es usarlas, pero menos. O sea, que no dominen nuestra vida.

Eso es: yo creo que son necesarias por ser útiles, pero no hay que depender de ellas.

 Ese me parece que es el problema, que parece que no sabes hacer nada si no tienes redes o no lo cuentas en ellas. Yo flipo con la gente que tiene tantas cosas que decir todo el día. A mí como herramienta me parece bien, pero me parece un error que, sobre todo a la chavalada, no se les esté educando lo suficiente en que hay una vida fuera de la pantalla. Además, puede que el móvil te enseñe cómo hacer las cosas en un tutorial, pero no te va a freír un huevo ni te va a a recolectar las manzanas del campo.

Cierto, los chavales parece que saben todo porque tienen acceso a todo, pero a veces no lo asimilan, por cuestión de edad, conocimientos o situación, y otras se creen que la teoría lo es todo, y que con haberlo visto una vez ya lo saben.

 Eso es, las cosas hay que hacerlas. Eso me parece preocupante, porque se está creando una generación de idiotas, y me imagino que dentro de unos años se darán un batacazo cuando se den cuenta de que el teléfono y las redes no les van a salvar la vida, y espero que haya un retorno a la cabalidad. Las redes son una herramienta, y toda herramienta sirve para hacer algo, pero no puede ser la única. Todo esto son cosas que ves que están ahí y piensas en ello. En el disco anterior de Los Míticos hay una canción que se llama “Tatuaje” en la cual diserto sobre el rollo de que, supuestamente, el primer número de teléfono que llevas en el móvil es el de emergencia, a quién avisar en caso de necesidad, y mi sugerencia es que, por si un día te quedas sin batería o no tienes cobertura, ese número te lo tatúes. Hay que ser también jocoso con estas cosas.

Reírse siempre, desde luego. Y empezando por uno mismo, desde dentro hacia fuera.

 De uno mismo, lo primero. No hay nada peor que esos artistas que se toman demasiado en serio. Eso huele bastante mal.

Porque una cosa es creerte que cuando te subes a un escenario eres el mejor, y otra mantener la cordura y la humildad, de alguna forma.

 Y eso es cierto: tienes que tener una actitud de ganador. Pero luego, en el supermercado, por ejemplo, no la necesitas (risas). Hay que saber distinguir.

Al fin y al cabo, uno para subir a un escenario se viste, se mete en un personaje.

 Más que la vestimenta, que uno también puede ponerse botas vaqueras para ir a la playa, si quiere, es más una actitud, una presencia: aquí estoy yo, creo en mis canciones y te las voy a estampar en la cara. Aparte, el público son los putos amos: han pagado su entrada y tienes que darles cada noche lo mejor que tengas.

Sabiendo además que hay gente que no sale casi nunca, y que precisamente cuando lo hace es para verte a ti, a tu banda.

 Es que les recordamos que están vivos (risas). Quienes van a nuestros conciertos pueden estar seguros que cada noche intentamos hacerlo lo mejor que sabemos. Aparte, nunca un concierto es igual que el anterior o el siguiente, aunque toques las mismas canciones, siempre hay algo que cambia. Es igual que un disco: un disco no deja de ser una foto en un momento concreto de un grupo. El anterior era una foto de Los DelTonos en octubre de 2016, y este es una foto de Los DelTonos en septiembre de 2018. Aunque solo fuera por ser momentos distintos, es imposible que sean iguales.

Está claro, si el disco se hubiese grabado uno o dos meses antes o después…

  …la foto sería diferente. Esa es la idea. Además, la otra foto la gente ya no quiere verla, porque ya la ha visto. Quiere una nueva. Por eso cuando vienen los grupos a grabar yo siempre les digo: vosotros disfrutad con vuestras canciones, que las habéis hecho vosotros y os molan la hostia, y las estáis tocando con los colegas, que yo voy sacar una foto. Por eso insisto en que los grupos graben tocando todos a la vez, porque se crea ese momento, y yo hago una foto de eso, nada más.

Entonces, digamos que sacas instantáneas sonoras de las canciones, como haría un fotógrafo.

 Eso es. Y cuando haces varias tomas de una canción, tienes distintas fotos, y al final escoges la que más te gusta el encuadre, o la que está más enfocada. Con las canciones es exactamente lo mismo.

Pues yo creo que os ha quedado una bonita colección de canciones para tocar en directo todas, o casi todas…

 Yo creo que la única que no vamos a tocar es “Limpio”, porque no tenemos teclista. Pero, por ejemplo, de “Doctor” tengo demos previas sin teclado y funciona estupendamente.

A lo mejor en alguna fecha en vivo podéis invitar a Mikel, o a quien se tercie, a meter ahí un teclado…

 Sí, eso es, o para alguna ocasión especial, sin ningún problema.

Me admira esa manera de encajar las letras en vuestros ritmos, que muchas veces son cambiantes y sincopados, pero siempre consigues que la letra se acople perfectamente con la música.

 Realmente, hacer letras es como un tetris. Hacerlas en inglés es hacer un tetris fácil, con piezas de uno, y al hacerlas en castellano casi todas las piezas son de cuatro con esquina. Hacer una letra para una balada es mucho más fácil que hacer una letra para un rocanrol. Todo tiene que estar encajado rítmicamente. Aparte, no hay cosa que más me moleste que no se respeten los acentos, que la gente cambie los acentos con tal de que rime me pone de los nervios. Para eso hay unas reglas gramaticales, y para eso están los diccionarios, y existen los sinónimos: si quieres decir una cosa y necesitas una palabra aguda para decirlo no metas una llana, busca el equivalente. Es algo que me parece muy importante. Yo soy de los que hasta para escribir un wassap pongo los acentos, las comas…

Coincido totalmente, y yo también trato de escribir siempre de forma correcta, sea para lo que sea, respetando la gramática y la ortografía.

 Es que las reglas gramaticales son para eso, como las reglas para conducir son las que hay, y hay que respetarlas.

Un poco lo que hablábamos antes de las redes y los chavales (y no tan chavales), que lees cosas que hay que poner voluntad para entenderlas, porque tal cual están escritas no tienen sentido, o expresan algo muy distinto a lo que se quería decir.

 Luego escuchas noticias, como hace poco, que en oposiciones para maestro suspendieron a la mitad de la peña por usar esas abreviaturas que usa la gente en los móviles, es que no me extraña. Que en vez de “por qué” pongan “pq” o “xq”, en un examen para ser maestros… ¡Por Dios! Y luego encima alguno diga: “es que yo no sabía que no se podía poner así”. Así andamos… ¡Fuego!

Los DelTonos comienzan su gira para presentar “Fuego” en breve, y estas son las primeras fechas confirmadas:

9 de marzo: Hell Dorado, Vitoria

22 de marzo: Rock In Town, Avilés

30 de marzo: Sala Caracol, Madrid

12 de abril: Kafe Antzokia Bilbao

13 de abril: Sala Tararí, Ponferrada

3 de mayo: Upload, Barcelona

4 de mayo: Huesca

6 de junio: Sala X, Sevilla

19 de julio: Ezcaray Fest, 

25-28 de julio: Motorbeach, Asturias

4 pensamientos sobre “ENTREVISTA A HENDRIK RÖVER (LOS DELTONOS)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Time limit is exhausted. Please reload CAPTCHA.