COQUE MALLA

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Si no puedo bailar, no es mi revolución

Wizink Center (Madrid) 15-02-2020

Redactor: Héctor Checa

Fotografías: Chema Pérez

Coque Malla es un tipo especial. No es un virtuoso de la guitarra, tiene una voz bastante alejada de los habituales cánones de belleza, es un letrista extraño… pero tiene eso que se llama magnetismo, simpatía, carisma. Eso, y una indudable creatividad y capacidad para ir tamizando sus variadas influencias musicales.

A partir de estos mimbres se ha ido adaptando al paso del tiempo, tratando de abandonar la imagen de púber líder de Los Ronaldos, grupo emblema de medio rockeros cuasi gamberros.

Se presentaba en el Palacio de los Deportes de Madrid con su gira ¿Revolución, tras haber empequeñecido el aforo, pero con las entradas agotadas. Ha debido ser difícil ocupar este enorme espacio, y el cantante lo dijo sin reparos tras la cuarta canción.

El caso es que, en uno de esos gestos que hacen de Coque Malla un tipo singular, se apagan las luces y, antes de que la banda salga al escenario, suena “A las barricadas”, el legendario himno anarquista, que el público desconoce absolutamente. A mí me gana para la causa.

Empieza el show sobre una escenografía que parece el escenario de una gala de nochevieja adornada con lámparas de Ikea. Pero en fin, suena bien la banda. Hay un piano de cola y una sección de vientos cuádruple que dan al inicio el aspecto de un fiestón bailable y con tonos de reivindicación. A ello ayuda el tema que titula el último disco y Solo queda música, también en esa línea festivo-lúcida.

Tras una charla (qué bien se entiende lo que dice este hombre), Lazo negro, un agujero saca al escenario al rapero Kase O. Hay fiesta funky, aunque el respetable no acaba de entrar.

América, Extraterrestre y otro paroncillo para presentar Berlín, recordando que Madrid es una ciudad marchosa y genial, pero que hay otros mundos fuera de nuestro ombligo.

Todo suena bien, Coque es muy salado, baila mucho, se divierte y el público mantiene un cordial afecto hacia el grupo. Pero entonces, tres temas seguidos a medio tiempo, aunque incluyen ese guiño al blues que es Todo el mundo arde, se hacen espesos y baja la intensidad. Ese bloque acaba con Me dejó marchar  y un recuerdo a Iván Ferreiro, que sirve para enlazar con el siguiente invitado, Jaime Urrutia. Bien tratado por el tiempo, con su voz intachable, colabora en La sangre de tu tristeza, que eleva el ánimo y recuerda a Coque, para su desgracia, que tiempo pasado fue importante para buena parte del público. El madrileño se revuelve contra la nostalgia, pero de poco sirve su discurso. Y menos cuando se sienta en una banqueta a pasar los siguientes dos temas, que vuelven a apagar al respetable.

Pero Coque es hombre de recursos y, en Hace tiempo, se atreve a cantar sin micro (amplificado levemente), en esa búsqueda de intimidad tan difícil en lugares como este.

No hay mucho relevo generacional entre los seguidores. Todos parecen haber conocido de sobra a Los Ronaldos y esto se confirman cuando caen seguidas Quiero que estemos pegados, Guárdalo y  Por las noches. Cuánto pesa el pasado.

Fon Román, digno telonero, sale a echar un cable en El árbol y, con una versión suavecita de No puedo vivir sin ti, termina todo, recurriendo a Revolution, de los Beatles. Esta vez, el público sí la conoce. Coque baila, quizá recordando la frase atribuida a la anarquista Emma Goldman, “Si no puedo bailar, no es mi revolución”.

SET LIST: A las barricadas (intro) / ¿Revolución / Solo queda música / Escúchame / Lazo rojo, un agujero / América / Extraterrestre / Berlín / La carta / El último hombre en la tierra / Todo el mundo arde / Me dejó marchar / La sangre de tu tristeza / Un ángel caído / Una moneda / Hace tiempo / Quiero que estemos pegados  Guárdalo / Por las noche / La señal / (bises) El árbol con Fon Román / Hasta el final / No puedo vivir sin ti.

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