Entrevista con SARRIA: «Mi vida es mi música»

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Sarria nos habla de su primer disco y repasa su trayectoria anterior
Texto y fotos: Javi G. Espinosa

Después de haber relevado a Álvaro Suite como guitarrista en Los Labios, Nacho Sarria emprende el vuelo en solitario bajo su propio nombre – bueno, más bien su apellido: Sarria (ojo, sin acento al final, que no es Sarriá) es también el título de su primer álbum, autoeditado y grabado junto a músicos con los que ya ha trabajado anteriormente y a los que le une además una gran amistad.

Próximamente estará presentando sus canciones en directo, el jueves 1 de julio en la sala Siroco de Madrid (entradas a la venta en Wegow) y el viernes 9 de julio en La Cochera de Málaga (entradas a la venta en la web de la sala).

Charlamos con él para que nos cuente los pormenores de su nueva aventura musical.

Foto: Sole Hafner

Fuera de tu tierra malagueña, la gente te conoce por haber sido guitarrista de Los Labios, pero detrás de eso – y a pesar de tu juventud – hay mucho más. Cuéntanos un poco tu trayectoria:

Descubrí la música con diez años. A los quince ya estaba metido en la furgoneta poniendo mi guitarra al servicio de quien quisiera llevarme con él. Siempre he tenido mucha hambre por tocar, es lo único que quiero hacer, y desde muy pequeño me las he apañado para salir a liberarme cada vez que puedo. Hice hard rock, pop, rock, versiones, temas propios… Siempre he sido el niño de los grupos en los que he tocado, y muchos compañeros mayores que yo se preocuparon de formarme y cuidarme durante aquella época. Afortunadamente siempre me ha importado más la música que la parafernalia que la rodea, mantuve los pies en la tierra y me abrí paso hasta entrar en Los Labios.

Con Los Labios das el salto desde Málaga a Sevilla, y ahí supongo que se te abre otro mundo, ¿no?

Sevilla me gustó mucho, por primera vez en mi vida conocí gente como yo. No es que en Málaga no haya ambiente, pero en Sevilla no me sentía un extraterrestre. El cambio al principio fue drástico, dejé mi día a día de veinteañero y empecé a codearme con gente que me doblaba la edad. Tuve que demostrar que no era un crío y a la vez luchar por mantener la inocencia (si es que eso era posible…). Me lo pasé francamente bien descubriendo la ciudad y a su gente. A día de hoy, sigo considerándola mi segundo hogar. Hice amistades en mi etapa con Los Labios que seguirán conmigo de por vida.

¿Cómo se siente uno con apenas 20 años y haciendo bolos por medio mundo, rodeado de grandes músicos?

Francamente bien. Para alguien que lleva desde que tiene uso de razón dedicado obsesivamente a la música, lo que sentí fue algo así como que el Universo hacía justicia y me ponía en mi lugar. Después comprobé que no es oro todo lo que reluce, tuve períodos en los que me sentía realmente infeliz estando ahí. Pero todo forma parte del camino, aprendí a escucharme y a desmitificar la profesión, conocí a algunos de mis ídolos y me llevé a casa la mejor experiencia de mi vida. Mi mundo cambió de la noche a la mañana gracias a cinco tipos de Sevilla. Siempre les estaré agradecido.

Casi siempre has estado tocando canciones de otros, y ahora has decidido que es el momento de tocar tus propias composiciones. ¿Cómo surgen las canciones de este disco?

La respuesta más sincera que puedo darte es que han surgido viviéndolas. Mis textos son exorcismos, el papel me sirve para descargarme y muchas veces para entenderme a mí mismo. En cuanto a la música, simplemente aparece de la nada. Un día estás tirado en la cama y se te ocurre algo que te hace click. Luego me enfrasco durante meses con mis ideas hasta que encuentro la forma de que encajen al cien por cien con lo que quiero que sean. Hay canciones del álbum, como El Camino, que he tardado cinco años en terminar. Cuanto más me gusta una idea, más respeto me impone y más tardo en acabarla.

Imagino que al dejar Los Labios no quisiste quedarte parado y te embarcaste en este proyecto para tener una continuidad escénica.

En Los Labios hacía tiempo que me sentía muerto a nivel artístico. Este proyecto ha sido mi manera de recuperar la identidad y la confianza en mí mismo. Quería ser autónomo, no rendir cuentas a nadie y poder hacer lo que quisiera en cada momento con mi música. Empecé a planear este disco de forma abierta más de un año antes de dejar la formación, mi idea al principio era llevar los dos proyectos en paralelo, pero no fue posible. Mi sitio claramente estaba en Sarria.

Para dar vida a estas canciones parece que tenías bastante claro quiénes querías que te acompañaran, ¿no?

Clarísimo. Decidí que Paco Lamato debía ser el productor del álbum por su magnífico trabajo con Riverboy. Ricky y Fernando eran mis compañeros en Los Labios y los tres formamos una base rítmica atronadora, así que quería mantener nuestro sonido en el álbum. También estuvieron Fran Rosado y José Vaquerizo a las teclas, los cuales fueron muy amables conmigo y completaron el puzzle para lo que sería el sonido de este primer trabajo. Es fundamental rodearte de buenas vibraciones en el estudio, y sabía que ellos eran una apuesta segura. Me regalaron su talento y me ayudaron a arrancar mi camino.

Aunque los temas sean tuyos, seguro que estos músicos han tenido algo que decir y aportar a la hora de grabar.

Por supuesto, todos han aportado su sello y su talento a la grabación. Para mí es fundamental que aquél que se involucre en mi aventura tenga su espacio para expresarse y desarrollarse dentro de ella. Ricky y Paco fueron decisivos en el sonido del álbum y cada uno de los músicos que se sentó en el estudio dejó su impronta en la grabación. Yo tenía muy claro lo que quería, pero también tenía muy claro que no podía conseguirlo por mi cuenta, necesitaba rodearme de todos los implicados para cumplir con mi meta.

Por cierto, ¿seguís haciendo versiones como The Wowos? 

De momento no, cuando dejé Sevilla decidimos parar la banda por razones prácticas. Pero con lo bien que lo pasamos juntos, no descarto que volvamos a tocar en el futuro. Sería genial.

A pesar de la ilusión y las ganas, la maldita pandemia vino a retrasar todo. ¿En qué punto os pilló el confinamiento? 

Para mí y para el proyecto la pandemia ha sido clave para avanzar. Necesitaba tiempo para preparar el arranque desde Málaga. Cuando por fin tuve todas las piezas sobre la mesa, se convirtió en un impedimento. Los ensayos han sido realmente difíciles y discontinuos con las restricciones de movilidad, y el hecho de no poder trabajar durante tantos meses me ha hecho volver a la pobreza absoluta y a tener que pedir asilo en casa de mis padres de nuevo. Pero a cambio he conocido a la banda más maravillosa del mundo, y eso es lo que importa. La pandemia me ha regalado un grupo de amigos y compañeros fantásticos.

Finalmente, fuiste lanzando algún single y ahora el álbum completo ha podido ver la luz y ya empieza a haber fechas de presentación. ¿Cómo va funcionando la cosa?

Estoy muy contento, a día de hoy llevamos tres conciertos y en todos me he vuelto a casa con una sensación de éxtasis maravillosa. Ahora mismo mi prioridad es encontrar a alguien que mueva a la banda e intentar trabajar lo máximo posible. No tengo un plan B, si por mí fuera tocaría todos los días, así que es difícil tenerme contento, siempre estoy buscando más. En el futuro más inminente tenemos la presentación del álbum en Madrid y Málaga. Estaremos en Siroco el 1 de julio y en la Cochera Cabaret el 9. El álbum está siendo muy bien acogido y me encanta comprobar que todo el esfuerzo que ha implicado este trabajo va dando sus frutos. 

Lo primero que me sorprendió al oír «Gitana» fue la voz, que me recordó bastante a Santiago Auserón, con un deje de Antonio Flores

Nunca he sido fan de ninguno de los dos, pero no es la primera vez que me lo dicen. La forma en la que canto en el álbum es la forma en la que me siento más cómodo con mi voz. Es inevitable que recuerde a otros compañeros que abrieron el camino antes que yo.

También sorprende que la mayoría de las canciones tienen un tono tranquilo y reposado, quizá menos rockeras o eléctricas de lo que podría esperarse por tu trayectoria previa

No podría comer todos los días mi comida favorita, por mucho que la adore. Lo mismo me pasa con los géneros musicales. Me parece un auténtico coñazo limitarme sólo a hacer rock, hay mil sonidos más ahí fuera que me emocionan y que quiero explorar. Por supuesto siempre estaré ligado al género, está en mi ADN y me siento muy cómodo dentro de él, pero tenía clarísimo que este disco tenía que salirse de los tópicos. Prefiero tirarme por el balcón a escribir una canción sobre bares y resacas. Ese no es mi mundo.

El álbum desprende un aire de psicodelia folk, con esa raíz andaluza que se encuentra con la costa oeste norteamericana, aunque también se aprecian ecos de Led Zeppelin, Pink Floyd, Beatles o hasta Frank Zappa.

El rock clásico ha tenido una impronta enorme en mi vida y en este disco queda claro de qué universo sonoro vengo. Esas bandas que citas me han criado y es un honor que mis canciones contengan de alguna forma su genética.

La foto y el diseño de la portada tienen también un sabor clásico, y el logo es impecable. ¿A quiénes debemos las brillantes artes gráficas del disco?

Para las fotos que aparecen en el vinilo se organizó una sesión de fotos en la que intervinieron Sole Hafner (cámara), Lucía Bustillo (vestuario) y Sol Norte (maquillaje). También conté con fotografías de Charlie Sarria e Iñaki Gijón. El logo lo diseñó una ilustradora argentina que encontré en Instagram, se llama @freakyegg_. El diseño del álbum y los singles ha corrido a mi cuenta. 

Las letras suenan muy personales, pero resultan bastante accesibles y cercanas, con un punto crítico también

Escribo exclusivamente sobre lo que siento. No valgo para inventar historias, al menos de momento. He intentado ser honesto y dejar en este trabajo la impronta de todo lo que me ha quitado el sueño en los últimos cinco años. Mi vida es mi música.

Toda una declaración de intenciones: honestidad ante todo. Así que nada más que añadir, sólo desear toda la suerte del mundo y una larga vida a Sarria y a su música, y nos despedimos muy agradecidos recordando esta impagable maravilla que nos regaló el año pasado para nuestra colección de Canciones para una Cuarentena:

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