MOLOTOV + ANA TIJOUX

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Real Jardín Botánico Alfonso XIII, Madrid 28 junio 2025
Texto y fotos: Javi G. Espinosa

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La primera vez que vi a Molotov, y la última, fue cuando vinieron a presentar su primer disco. O sea, el siglo pasado. Y esos veintitantos años se notan, claro. Nada que ver, aquel concierto en La Riviera, con la sala a reventar de gente totalmente desaforada que no llegaba a los treinta años – incluidos los propios músicos – con este otro, al aire libre en el bucólico entorno del Botánico y lleno de gente que rondaba o pasaba la cincuentena.

Y no quiere decir que no fuera un buen concierto, ni mucho menos, desde luego. Ahora tienen muchas más tablas y manejo de los instrumentos y del show, incluso siguen tocando muchos de aquellos primeros temas, pero ahora tienen mucho más repertorio donde elegir, y van dosificando más las fuerzas, metiendo más tiempos medios entre los temas más salvajes.

Además, venían con novedades en la formación: para cubrir la baja temporal de Tito Fuentes, ha regresado a la banda Jay de la Cueva (miembro fundador que dejó la formación antes de publicarse el primer disco), haciéndose cargo de la guitarra. Así mismo, han incorporado un MC para apoyar y reforzar las tareas vocales, que siguen alternando entre Paco, Micky y Randy. Y siguen alternando también el manejo de los diferentes instrumentos, intercambiando posiciones en la banda unas cuantas veces.

Y aunque hemos dicho que la media de edad era elevada, también había mucha gente más joven, sobre todo muchos compatriotas de la banda. Y también había mucha diversidad de aspectos y procedencias: desde gente de lo más tranquila que nunca llamaría la atención hasta personajes de las más diversas tribus, algunos realmente entregados al show. Y no necesariamente eran los más jóvenes los que más saltaban, cantaban y bailaban, no, que a pesar de los años hay quien sigue teniendo las ganas y las fuerzas para seguir pasándolo en grande y darlo todo en conciertos como este.

Para el final del concierto subieron al escenario a unas decenas de damas que les acompañaron encantadas en los últimos bailes. Tras casi dos horas de recuperar viejos himnos, salpicados de unas cuantas versiones de lo más dispar, los mejiquenses se despidieron, contentos y satisfechos. Y nosotros nos fuimos con esa sonrisa que se te queda cuando recuerdas como eramos hace ya tanto tiempo que parece mentira que sigamos más o menos igual. Con más canas, y algo menos de energía, pero con las mismas ganas de disfrutar un concierto.

No queremos acabar el relato de la velada sin hacer mención de la invitada especial, Ana Tijoux, que se encargó de ir arengando a la concurrencia con su rapeo combativo y reivindicativo, sin estridencias en lo musical pero contundente en su mensaje, con esa simpatía y ese flow que gasta la chilena desde el escenario. Una buena manera de ir entrando en esa onda que comparten de cantar las verdades altas y claras, duelan a quien duelan.

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